HERIDA Y SOLO YO PUEDO SANARLA
21 de octubre del 2005
Un buen padre confía sus secretos solo a sus hijos; un buen maestro da sus mejores enseñanzas a sus discípulos elegidos; un buen sembrador solo esparce semillas de buena calidad para cosechar buenos frutos. Y así, Yo, padre, maestro y sembrador, os he llamado para enseñaros mis secretos, para daros mis enseñanzas, para plantar en vuestros corazones la semilla de mi palabra. Pensad ahora: ¿qué habéis hecho vosotros con todo este tiempo a vuestro favor, en el cual he extendido mi misericordia?
La humanidad está gravemente herida y solo Yo puedo sanarla. Id, pues, con seguridad al mundo llevando este anuncio de misericordia y perdón. Si oyen, muchos se salvarán; si hacen oídos sordos, por su propia sordera perecerán. Cumplid vosotros vuestra misión, que Yo bien cumpliré con la mía como ya lo he prometido. Tened paz, no descuidéis vuestras armas, vuestro enemigo está siempre cerca y atento. No os durmáis pensando en algunos éxitos, sed perseverantes.
Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: Amén).
Aún tenéis la seguridad de un guía: no lo perdáis por vuestra propia culpa. Paz.
Lectura: Efesios, Cap. 4, Vers. 14 al 16.
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