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RETORNAD A MÍ

11 de diciembre de 1987
Cenáculo María protectora de las espigas maduras

Lectura: San Mateo, Cap.13, Vers. 44 al 46.

Ellos quieren escuchar y Yo debo hablar, porque ellos son mi rebaño y Yo soy su pastor. Este lugar será “María, protectora de las espigas maduras”, pues vosotros que habéis recibido mi Palabra y la ponéis en práctica, sóis las espigas maduras, listas para dar fruto. María proteje estas espigas, les da sombra y agua cuando la necesita. Ella os protegerá, acudid a Ella siempre.
Rebaño mío, ¿por qué buscáis otros pastos?, si Yo os he conducido a las praderas mejores, ¿por qué queréis alejaros solos cuando os quiero conducir a la unidad?, ¿por qué queréis gozar de vuestros caprichos que no son libertad?, si Yo os doy la libertad de compartir mi Reino, acaso, ¿no os pondréis nunca de acuerdo conmigo?, a pesar que Yo cedo y cedo de mi misericordia para vuestra salvación, ¿llegará, acaso, el último momento de vuestra vida, y seguiréis diciendo no a Quién os ama y volviendo el rostro a Quién os desea?, pues eso es vuestro Dios, alguien que os desea con un amor único, especial, continuo e indeclinable, a cada uno de vosotros en particular, por eso he dicho, venid a mí y vuelvo a decir, venid, tomad, la fuente de misericordia vierte gracias sobre esta humanidad pecadora, sóis vosotros los primeros receptores de la misma.
No os quejéis si la cruz es pesada pues hermoso será vuestro Cielo si la aceptáis.
Es verdad que tenéis poco para darme, pero nada necesito de vosotros, solo vuestra voluntad y vuestro amor, no os exijo más, voluntad firme, amor constante.
Voy a bendecir los objetos que acerquéis aquí y estos obtendrán la gracia de entendimiento para la Palabra, cuando deseéis hablar conmigo, orad sosteniendo estos objetos cerca de vosotros, luego leed mi Palabra y os inspiraré, os inspiraré profundamente y sabiamente, como solo el Espíritu Santo sabe hacerlo, y así, vosotros los humildes, seréis sabios, y los sabios quedarán avergonzados.
Dice el Señor que recemos la consagración a María Santísima y que Ella también va a acompañar en la bendición.
El Señor vive, el Señor llama, el Señor os ama y os busca, no os alejéis más, retornad a mí, retornad a mí Iglesia, dice vuestro Señor, Yo os bendigo y os doy la paz, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Sabed que tenéis una responsabilidad frente a vuestro Señor, pues Yo os he dado un poder sobre mí, dice vuestro Señor, tenéis el poder del amor que mueve mi corazón hacia vuestros pedidos, sabed aprovechar.
Retornad en paz a vuestros hogares y no olvidéis luego del encuentro con vuestro Señor debéis manteneros firmes en la fe y práctica de las virtudes para que este encuentro sea realmente espiga madura. Id en paz.




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