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Edición Especial Nro. 21


ADVERTENCIA: Esta Edición Especial Nro. 21 corresponde a la versión en papel publicada el 1 de junio de 1990 sobre el Masterplan para destruir la Iglesia y no incluye ningún mensaje de Jesús Misericordioso ni tampoco pertenece a esta aparición.


EL MASTERPLAN PARA DESTRUIR LA IGLESIA
El enemigo al acecho

Este trabajo tiene un interés extraordinario por su actualidad.
La primera edición fue sacada a la luz en julio de 1973.
Por su gravedad y trascendencia merece la atención de todos,
y en particular de la Jerarquía Eclesiástica.
¡Más que nunca es necesario encomendarnos
al Arcángel San Miguel para que desbarate el diabólico plan!

CAPÍTULO I
EL MASTERPLAN

Alguien dejó olvidado en mi oficina médica un sobre grande, cerrado. Después de dos meses nadie lo reclamó. Lo abrí para averiguar la identidad de su dueño. ¡Lo que encontré fue una sorpresa!:
EL MASTERPLAN PARA DESTRUIR LA IGLESIA. Nadie firmaba, no se daba ninguna dirección, nada más que un plan riguroso para destruir la Iglesia de Cristo. Se dice que hay más de 1300 comunistas que se han hecho sacerdotes católicos para destruir la Iglesia de Cristo por dentro, para horadarla desde sus entrañas. Yo no sé si es cierto, pero lo que sí es cierto es que el “Masterplan” es una obra maestra de increíble audacia que, si llega a trabajar, puede resquebrajar desde sus cimientos a la Iglesia Católica.
Según el Masterplan, la Iglesia deberá estar “arruinada” para el año 1980. Me he animado a publicarlo porque estoy seguro que ayudará a abrir los ojos a muchos sacerdotes y buenos cristianos antes de que sea demasiado tarde. ¡Alerta, amigo! Alguien trabajará muy en contra de la Iglesia. ¡Abre tus ojos! No duermas, que el demonio está despierto. El “Masterplan” parece algo perfecto. Lo segundo: cómo llevarlo a cabo paso a paso. Lo tercero: quién lo va a realizar.

CAPÍTULO II
IGLESIA UNIVERSAL EN LUGAR DE IGLESIA CATÓLICA

El Masterplan señala en principio que de todas las Iglesias que se llaman cristianas, el bloque más firme, el que las mantiene a todas, es la Santa Iglesia Católica, y una vez que ésta se tambalee, toda la cristiandad caerá por su peso. Hay que quitarle el nombre de Santa, porque así está llamando constantemente la atención sobre Dios, es algo sagrado, y esto sobra. Y para quitarlo es fácil, basta con insistir que debemos acercarnos más a los hermanos protestantes, y que los católicos digan que la Iglesia es Santa, ofende a éstos, y por lo tanto, los católicos no deben insistir en eso. Y así de fácil, para el año 1980 nadie dirá: Una, Santa, etc. Otra palabra que sobra es “Católica”, porque es muy arraigada con la adoración a Dios, a Cristo, y a la Santísima Virgen, y eso hay que derrumbarlo. Para hacerlo es fácil: hay que sustituir lo de “Católico” por “Universal”, al fin es lo mismo, parece que dice lo mismo, pero se quita el sabor sagrado de adoración a Dios y a Cristo que lleva el nombre católico. En el año 1980 quedaría en todo el mundo así la “Iglesia Universal” con todas las iglesias unidas, donde quedarían incluidos también los judíos, los musulmanes, los hindúes, etc.
El primer mandamiento de esta “Iglesia Universal” y el único, sería: “amar al prójimo como a ti mismo” ¡Porque en éste seguiría existiendo un Dios toda bondad!. Pero un Dios que es tan bueno que no castiga; y como no puede castigar, todo el mundo se olvidará de Él muy pronto. Porque el Dios que no infunde respeto, que no se le teme, la gente lo olvida. Pero todo esto, repito, es el fin del plan. El plan debe ser cosa sencilla, quitar cosas “poco importantes”, sembrar una “piedad falsa” de compasión para los no católicos, acercarse a los no católicos, abrir las puertas de la Iglesia a los que no lo son, quitar las cosas “sin importancia” que los puedan herir.

CAPÍTULO III
EL AMOR AL PRÓJIMO... SIN AMOR A DIOS

Por supuesto es el fin del Masterplan. Pero muchos años antes hay que empezar con cosas pequeñas, más simples. Es un plan que dura 25 años, hay que tener paciencia, constancia y, sobre todo, conseguir la colaboración de los Obispos, los sacerdotes y los buenos católicos.
Siempre en el nombre del “amor”, de la “caridad”. Aunque esta palabra “caridad” también sobra, porque habla del amor al prójimo, pero está ligada también con el amor a Dios, a Cristo, y con el amor a la Santísima Virgen y a los Santos. Así es que nada de “caridad”, solo “amor”. Será muy fácil sustituir una palabra por otra, porque dicen lo mismo, y además, amor es más moderna, más inteligible al pueblo y puede unir más a todos.
Quizás ahora, querido amigo, no se percate de la trascendencia incalculable de este plan. Estoy seguro que según vaya conociendo los detalles se dará cuenta de que es sencillamente diabólico, que conduce a destronar a Cristo y a la destrucción de la Iglesia de Cristo, es definitiva. A la destrucción del amor al prójimo, porque el amor al prójimo no puede subsistir sin la base esencial del amor a Dios, como muy bien reconoce el Masterplan.
Pero antes de pasar ahí quiero que no se me olvide lo de la palabra “piedad”. El Masterplan dice que también sobra, que hay que sustituirla por la palabra “comprensión”, que dice lo mismo en relación con los hombres, con los hermanos, pero que no conlleva al significado de unión con Dios, con Cristo, con la Santísima Virgen, etc. Será fácil: Hay que insistir en que eso de “piedad” suena a beato, a gente hipócrita, a gente sin carácter, hay que decir que “piedad” suena a vieja que no tiene nada que hacer y que va a pasar el tiempo en la Iglesia.
LA ESENCIA DEL MASTERPLAN ES INCREÍBLEMENTE SENCILLA, CONSISTE EN IMPLANTAR EL AMOR Y ADORACIÓN AL HOMBRE Y QUITAR EL AMOR Y ADORACIÓN A DIOS. El Masterplan razona así: UNA VEZ QUE HAYA DESAPARECIDO EL AMOR A DIOS, LOS HOMBRES NO SE PUEDEN AMAR, SINO SE ODIARÁN. Así es que la meta consiste en modificar el primer mandamiento de la Ley de Dios, que dice: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” reemplazándolo por “amar al prójimo como a ti mismo”.
El plan es muy atrayente porque se hace todo en nombre de una gran causa: El amor al prójimo ¡sin amor a Dios! Y con este lema, nada menos que en nombre del “amor” se consigue fácilmente la colaboración sincera de buenos católicos, de sacerdotes y de Obispos, para tratar de terminar con el amor a Dios, con el amor a la Fuente de todo Amor.
En nombre del amor se trata de conseguir el odio a la esencia del amor a Dios.

CAPÍTULO IV
¡FUERA SOTANAS Y HÁBITOS!

Lo primero del Masterplan es quitar de la gente las cosas externas “sin importancia”. Los primeros años se dedicarán a que las gentes no usen las medallas, ni los escapularios... que los ¡SACERDOTES Y MONJAS DEJEN DE USAR HÁBITOS!, todas estas cosas externas parecen “sin importancia”, dice el Masterplan, pero son testimonios de vida que constantemente mantienen en el ambiente de Dios, de Cristo y de la Virgen... y eso es lo primero que hay que quitar. Hace 2O años el Masterplan planeó quitar estos hábitos porque son testigos de vidas que se dan a Dios. Cada hábito de una monja en la calle, era un grito de vida entregada al amor de Dios, era el grito silencioso, pero constante, de que Dios y Cristo existen en el siglo XX, de millares de personas dispuestas a sacrificar su única vida por amor a Cristo.
El plan era empezar a decir que los hábitos son cosas anticuadas; en segundo lugar divulgar la idea de que vestidos de seglares, los sacerdotes y monjas, se pueden introducir e infiltrar en ambientes, mientras que el hábito era una barrera que separaban a los “hermanos” protestantes de los católicos.
El Masterplan ha tenido sin duda gran éxito. Ya no se ven monjas ni sacerdotes en las calles, ni en ninguna parte. Esta es la primera parte del plan. La parte final del plan es conseguir que no existan de verdad. El Masterplan espera que la gente se olvide de la figura del sacerdote y de la monja; al no verlos está seguro que la juventud va a ignorar su existencia y así a nadie se le va a ocurrir ni pensar en la posibilidad de hacerse sacerdote o monja.

CAPÍTULO V
¡QUE SE CASEN LOS SACERDOTES!

El segundo objetivo es conseguir que los sacerdotes se casen. Si los sacerdotes se casan es lo mismo que no hubiera sacerdotes. Dejará de existir la figura del hombre que sacrifica toda su vida por Cristo. Cualquiera podrá ser sacerdote, y si lo es cualquiera, es como si nadie lo fuera. Más adelante veremos a las personas que ha usado y sigue usando el Masterplan. Es increíble, pero es una audacia de lo más refinada, nos están usando a ti y a mí, querido lector; están usando a los buenos católicos, a los sacerdotes, a las monjas, a los Obispos... ¡realmente increíble!... usar al buen sacerdote para destruir el sacerdocio... pero ya lo veremos esto con detalles más adelante.

CAPÍTULO VI
¡LAS MONJAS A LA CALLE!

El plan contra los hábitos es también sacar a las monjas de sus claustros. La idea es la misma. Insinuar que los “ hermanos” de la calle las necesitan, que una Carmelita puede hacer mucho bien curando enfermos y educando, etc. Realmente, como pueden ver, el plan parece estupendo, cautiva al más inteligente. ¿Quién no se va a conmover ante una llamada urgente de amor al prójimo, de asistir al que sufre, al que llora, al que necesita, si es el mismo Cristo el que sufre y el que llora, cuando sufre y llora el “hermano”?
El Masterplan está teniendo gran éxito en esto. Muchas clausuras ya no son clausuras. Estos monolitos de amor a Dios están dejando de existir. El Masterplan quiere destruirlos del todo, porque sabe muy bien que son ¡HOGUERAS ARDIENTES DE AMOR A DIOS Y A CRISTO! Porque sabe muy bien que estas almas enterradas en vida por Cristo, son el fuego que alienta a la cristiandad. Al salir a la calle desaparecerán esos fuertes infranqueables; al vestirse de seglares pronto se darán cuenta de que se puede “amar” mejor al “hermano” no siendo monja.
El Plan está trabajando muy bien. El final es poner al hombre en el pedestal de Dios. El hombre es Dios; Dios no existe, no hay que adorarlo, no hay que sacrificar una vida entera por Dios, sino por el hombre que es el verdadero Dios. El Masterplan reconoce que mientras haya conventos de clausura HABRÁ CASTILLOS INVENCIBLES DE AMOR A DIOS, y su destrucción es esencial para implantar el primer mandamiento como “amor” al prójimo y olvidarse del amor a Dios.
QUERIDO SACERDOTE O MONJA: ¡POR FAVOR... POR AMOR A DIOS, PÓNGANSE OTRA VEZ SU SOTANA Y SU HÁBITO! Cada paseo que dé por la ciudad estará gritando el amor a Dios y al prójimo cien mil veces mejor que con mil discursos o con mil obras; será un testimonio viviente del amor de Cristo que sigue existiendo realmente en su vida. Y siéntase orgulloso de ser lo que es y demuéstreselo al mundo.
A mi hijo de seis años lo llevé a una escuela católica de monjas que visten de seglares; lo presenté a la directora y mi hijo le preguntó: ¿por qué Ud. no se viste de monja, es que le da vergüenza de que la gente sepa que usted es monja? La directora se puso más roja que un tomate, y no contestó nada... y a mi hijo... después de dos años, ya se le había olvidado eso de que existen monjas. Para él, solo hay “maestras”... como si Dios hubiera dejado un poco de pasear por las escuelas.

CAPÍTULO VII
LAS COSAS SIN IMPORTANCIA: MEDALLAS, ROSARIOS, ESCAPULARIOS, ETC.

Como se hablaba en el capítulo anterior, lo primero del Masterplan consiste en quitar de la gente las cosas externas, diciendo que son “sin importancia”, que ofenden la sensibilidad de los “hermanos” no católicos.
Ya vimos el ataque del Masterplan contra los hábitos; también hay un plan para hacer que las personas dejen de usar medallas, los escapularios, los Rosarios, etc.
El Masterplan considera todo esto “importantísimo”, porque estas cosas que parecen sin importancia, son las que tienen un ambiente de Dios, de Cristo y de la Virgen... y a Ellos hay que destronarlos del ambiente. En cuanto al escapulario y las medallas es fácil, dice el Masterplan: hay que insistir en que son cosas de beatos, cosas externas, cosas “sin importancia”, pero que ofenden las ideas de los “hermanos” protestantes; por lo tanto será mejor dejarlas, no usarlas, y así los protestantes se acercarán a la Iglesia más fácilmente.
Hasta el año actual este plan ha funcionado. El Escapulario lo trajo la Virgen en el año 1261 cuando apareció en Londres a San Simón Stock, prometíéndole lo más que se puede prometer; dijo la Santísima Virgen que el que muriera con el Escapulario puesto no iría al Infierno. No se puede prometer más por hacer menos; promete el Cielo al que muera vestido con el Escapulario. Es algo incomprensible, cosas de una Madre, himnos de amor.
Yo soy médico y tengo bien aprendida, por experiencia, la lección de la muerte. Sé que tengo que morir, sé que todos tenemos que morir. Sé que tus manos, querido lector, se van a morir un día, tus ojos y tu corazón. Y sé, y tú también lo sabes, que se pudrirán y olerán tan mal que tus mismos familiares lo enterrarán, tus mismos hijos o tus mismos padres tendrán que hacer desaparecer tu mismo cuerpo bajo la tierra, porque nadie soportará su podredumbre. Si después de muerto ganaste el Cielo, hiciste lo que debías hacer en la tierra. Si vas al Infierno... no cumpliste con tu deber en esta vida. Si Kennedy y Cristobal Colón están en el Cielo, hicieron buen uso de sus vidas; si están en el Infierno, las malgastaron neciamente, aunque tuvieron muchos honores, riquezas y poder.
¡Ganarse el Cielo es el fin de la vida de cada persona!
El que al final se salva sabe, el que no, no sabe nada. De ahí repetimos la importancia de la promesa de la Santísima Virgen con respecto al Escapulario.
Más de treinta Papas han recomendado el Escapulario, lo han usado, lo han propagado con las palabras más bonitas que el vocabulario humano permite.
Cientos de miles de sacerdotes y Obispos lo han recomendado ardientemente por siete siglos y lo han usado millones de católicos. Y, de repente, como por magia, hoy día nadie habla de él. Va uno en busca de un Escapulario a las Iglesias Católicas y no hay; los Carmelitas tampoco tienen Escapularios, ni siquiera se molestan en hacerlos. Como por arte de magia no hay Escapularios; como si no valieran para nada; como si fueran cosas de beatos.
Realmente el Masterplan parece que ha tenido éxito en cuanto a esta cosa “sin importancia”, el Escapulario. Y, sin embargo, el Escapulario sigue siendo el arma sencilla de Nuestra Madre, el mimo más cariñoso de la Virgen para sus hijos.
¡Querido amigo católico!: ¿quieres ir al Cielo? Pues es bien fácil: ¡Usa el Escapulario; muere con el Escapulario! Te lo dice tu Madre, la Santísima Virgen María, la Madre de Dios; te lo dicen más de treinta Papas, incluido el Papa actual Pablo VI (Año 1973). ¡No te dejes engañar por las astucias diabólicas del Masterplan! Que te llamen “beato”... pero ¡gánate el Cielo!

CAPÍTULO VIII
¡EL ASALTO A LA MISA!

La Santa Misa tenía que ser objeto del Masterplan. No trata de desplazarla de una vez, porque eso sería imposible; pero tiene un plan de ataque especialísimo.

1) LA MISA UN BANQUETE: Todo el plan consiste en quitarle el sentido “sagrado” de ser la renovación incruenta del Sacrificio de la cruz, y dejarla reducida nada más que a un banquete de confraternidad.
Para ello propone muchos detalles. Cada uno de ellos parece que no le quita nada a la Misa, dice el Masterplan, pero todos en conjunto la convertirán en banquete de “hermanos”, y cuando el Sacrificio del Calvario desaparezca de la Santa Misa, la hermandad desaparecerá, como se derrumbaría un mástil al que se le quita el cimiento.
Lo primero, cosas sencillas, y que son razonables: que se diga en el idioma de cada uno, para poder así entenderse mejor en el banquete.
Con ello, dice el Masterplan, se consigue quitar un poco el misterio sagrado de la Santa Misa.
2) LA MISA CARA AL PUEBLO: Que el sacerdote mire a la gente. Esto se aceptará fácil, dice el Masterplan, ¡no puede ser que el sacerdote de la espalda a los feligreses!. Con esto tan sencillo el Masterplan pretende conseguir cosas importantes. La primera es que Dios no sea el centro de la Misa, sino los hombres. Que el sacerdote no mire a Dios, sino a los hombres, ¡además así lo verán sonarse las narices cuando lo necesite!, dice irónicamente el Masterplan. Creo que los cristianos nos hemos tragado esta píldora como tontos. El sacerdote no daba la espalda a los cristianos, sino la cara a Dios, como hacemos todos los cristianos: el que está sentado en la segunda fila no da la espalda al que está en la tercera fila, sino que le da la cara a Dios.

3) LA MISA SIN CRUCIFIJO NI RELIQUIAS: Un pre-requisito esencial para celebrar la Santa Misa es que el sacerdote tenga un Crucifijo. Pero ahora resulta que al mirar el sacerdote al público, el Crucifijo mira al sacerdote, pero da la espalda a los cristianos. Así que se terminará por quitar el Crucifijo del Altar.
En el Altar siempre había reliquias de un Santo. Ahora no se necesitan; solo una simple mesa de madera, ¡o de lo que sea! porque es un banquete. El caso es quitar de la Santa Misa todo lo que suena a “sagrado”.

4) LA SANTA MISA SIN GENUFLEXIÓN: Insistir en la naturalidad, dice el Masterplan. Que cada sacerdote use la palabra que mejor le salga y los movimientos que más le agraden con tal de que haga genuflexiones en la Consagración, todo lo demás sobra, que lo haga a su modo. El caso es quitar lo que sea misterioso y sagrado, poco a poco. Y que después de lavarse las manos siga usando los dedos índice y pulgar, ¡porque aunque los use para otra cosa, todavía puede consagrar con ellos!

5) LA SANTA MISA AL SERVICIO DE LOS PROTESTANTES: Que se lean lecturas, así se parecerán más a los servicios de los protestantes, dice el Masterplan; el caso es que el Sacrificio del Calvario quede reducido a lo menos posible, que no sea lo central. Que se digan muchos sermones, que se cante mucho, que se saluden los hermanos, que se pida perdón... INSISTIR EN TODO LO QUE LOS PUEDA HACER OLVIDAR UN POCO DE DIOS, DE ADORAR A DIOS... ¡QUE ADOREN AL HOMBRE!
Como ven, el Masterplan es exquisitamente diabólico, porque se basa en cosas buenas, pero su objetivo es quitar la adoración a Dios, que se olvide el Sacrificio de Cristo... y derrumbados los cimientos... el mástil de la “hermandad” se derrumbará.

6) ¡EL SAGRARIO... FUERA DEL CENTRO!: El Sagrario es un problema ahora. Porque al mirar el sacerdote al público le está dando la espalda al Sagrario. Por lo tanto será mejor quitar el Sagrario del Centro de la Iglesia, ponerlo a un lado, y así el sacerdote no le dará la espalda durante la Misa. Con eso, dice el Masterplan, quitaremos los Sagrarios del Centro de la Iglesia. ¡Esto será un gran paso...!
Insistir poco a poco en lo de banquete. Sugerir que se pongan mesas en las Iglesias, para que los cristianos se junten como en mesas de comer, lo mismo que Cristo y los Apóstoles se sentaron a una mesa. Esto será el punto final, dice el Masterplan, y así Cristo estará fuera, serán solo los “hermanos” sentados en confraternidad. El sacerdote se sentará a una mesa como otro hermano. Será en definitiva reunión de hermanos, pero no adoración a Dios, no acción de gracias a Dios. Se conseguirá un banquete de “hermanos”, pero se olvidarán del Sacrificio de Cristo. Se usará pan corriente, el que sobre se tirará a la basura como otro pan cualquiera, ¡o qué se de a los perros!, dice irónicamente el Masterplan!
Insistir en el amor a los “hermanos” protestantes, dice el Masterplan. Que la Misa se parezca lo más posible a los servicios de los protestantes, para así atraer mejor a los “hermanos”
protestantes a la Iglesia Católica. ¡Qué sutil y qué ironía más fina la del Masterplan! ¡Alerta, amigo sacerdote, alerta!

7) CAMBIAR EL SENTIDO DE LA EUCARISTÍA. ¡LA COMUNIÓN DE PIE O EN LA MANO!: Todo propósito del Masterplan es quitar de los hombres el Amor a Dios, porque, razona, al final sino se ama a Dios nadie va a amar al prójimo; el amor al prójimo no puede existir sin una razón, el amor al prójimo es un imposible sin el amor a Dios.
La Eucaristía es lo central en el catolicismo, dice el Masterplan, porque, ¡nada menos que Cristo-Dios hecho Pan para hacer a los hombres amor!
No se puede quitar de una vez, porque ningún católico lo aceptaría.
PERO PROPONE UN PLAN DE ATAQUE QUE ES EXQUISITAMENTE DIABÓLICO: LO PRIMERO, QUITAR LO MÁS POSIBLE TODO ASPECTO SAGRADO DE LA EUCARISTÍA; QUE LA GENTE NO SE ARRODILLE PARA RECIBIR LA COMUNIÓN, por ejemplo insistiendo en que es una comida y hay que hacerla de forma natural. Tomar la Comunión con la mano ayudaría a quitarle también ese sentido misterioso, divino, sagrado... es una comida... pues tomarla con la mano, normalmente, sin que le den a uno de comer, solo a los niños le ponen la comida en la boca y que se use pan corriente, sin misterios, que nada suene a sagrado, sino natural, que se coma, que se mastique... que se haga como en la Última Cena de Cristo.
Esta primera parte está tan bien planeada que conviene a cualquiera: insistir en que se haga como lo hizo Cristo... hacerlo natural... al más bueno convence... PERO EL FIN ES TRATAR DE QUITARLE EL SENTIDO SAGRADO, MISTERIOSO, ¡QUITARLE IMPORTANCIA A LA EUCARISTÍA!
Lo más importante del Masterplan, y es el segundo punto, ES CONSEGUIR QUE CRISTO-DIOS NO SEA EL CENTRO DE LA EUCARISTÍA, SINO INSISTIR QUE LA EUCARISTÍA ES UNA CENA DE CONFRATERNIDAD, es un banquete de comunión de los cristianos, donde se reúnen para amarse.
Esta segunda parte es lo esencial, insiste reiteradamente el Masterplan e indica que es fácil de conseguir: insistir en el elemento de hermandad, de comunión, de reunión de hermanos... y continúa con ironía diciendo: Dejad que los “hermanos” se reúnan y se “amen”; en cuanto les falte Cristo, en cuanto les falte lo sagrado, esos “hermanos” van a terminar discutiendo, y van a terminar por pelearse “hermanamente”.

8) ELIMINAR EXPOSICIONES DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO: Para conseguir esencialmente ésto, el Masterplan propone muchas ideas, además de las ya expuestas: propone que se eliminen las Exposiciones del Santísimo Sacramento porque ahí no hay “banquete” de “hermanos”. Propone que se hagan las Misas y las Comuniones en las casas privadas, porque así se quita ese sentido “sagrado” de la Iglesia, a la eucaristía; no es que se quite de una vez, dice el Masterplan, pero todo eso ayuda a ir quitando el sabor “sagrado” de la eucaristía, y convertirlo en solo sabor de reunión, de confraternidad.
Propone el Masterplan que se acabe con eso de recibir la Comunión fuera de la Misa, insistiendo en que ahí no hay comida de confraternidad.
QUERIDO AMIGO, SI TODO ESTO SE PARECE A LO QUE ESTÁ PASANDO EN TU AMBIENTE, NO CREAS QUE ES PURA CASUALIDAD.
El Masterplan ofrece otros mil detalles que parecen “sin importancia”, pero, razona el Masterplan, ayudarán a quitarle el sentido “sagrado” a la eucaristía. Así propone que no se use patena para distribuir la Comunión porque, explica, hay que decir que si se caen partículas de la Hostia, no importa, Dios está en todas partes, al fin y al cabo.
Propone que se trabaje en que los fieles lleven Hostias a sus casas para tenerlas en cuadros o que el padre de familia las distribuya después de las comidas.
Como se puede ver, el Masterplan es exquisitamente diabólico, ofrece cosas que parecen razonables, pero que en definitiva no son más que mentiras disfrazadas de piel de verdad.

CAPÍTULO IX
¡FUERA LA VIRGEN Y LOS SANTOS!

Esto estaba en los primeros pasos del Masterplan: insistir en que solo se debe adorar a Dios, no a la Virgen y a los Santos. El Masterplan es muy sutil en esto. Dice que los católicos entendidos saben muy bien que la Iglesia Católica solo adora a Dios, y que a los Santos los venera como amigos de Dios, no los adora. Pero que será muy fácil meter a la gente sencilla la idea de que la Iglesia Católica adora a los Santos, ya que los tiene en los altares y que eso está muy mal; que solo se debe adorar a Dios.
En cuanto a los Santos el Masterplan ha tenido éxito en muchos sitios. En la mayor parte de las Iglesias ya no hay santos en los altares; en cada sitio dan una razón distinta, pero el hecho es que los Santos han desaparecido de muchas Iglesias.
En cuanto a la Virgen Santísima... ¡eso está siendo un “hueso duro” para el Masterplan!. Tenía mil argumentos para destronarla en el Concilio Ecuménico... pero le salieron mal las cosas. Tenía razones: para acercar más a los “hermanos” protestantes; no insistir en la grandeza de la Virgen, no insistir en que es Madre de Dios; basta con adorar a Cristo, lo demás no es necesario...
Iban las cosas bien en el Concilio para el Masterplan, parecía que, por primera vez en la historia de la Iglesia, la Santísima Virgen iba a ser destronada de su lugar privilegiado en la Liturgia y en la Cristiandad... Pero vino el Papa Pablo VI ¡en persona! y la nombró “MADRE DE LA IGLESIA”... y el Concilio entero respondió ensalzándola de nuevo como la MADRE DE DIOS, reiterando su inquebrantable veneración a tan grandiosa belleza, reafirmando todos los grandes títulos de MADRE, de REINA... y añadiendo los de “NUESTRA ABOGADA”... “NUESTRA AUXILIADORA”... “NUESTRO SOCORRO”, y termina recomendándonos a MARIA “para que apoyados en su MATERNAL PROTECCION, nos unamos más a JESUS”... Y nos recuerda que la Santísima Virgen fue ASUNTA AL CIELO en Cuerpo y Alma, y con su múltiple intercesión, continúa obteniéndonos los Dones de la salvación eterna y continuará hasta la consumación de todos los siglos.
El Masterplan sigue trabajando, tratando de cambiar el sentido de ciertas frases de la Sagrada Biblia. Está publicando Biblias en las que se altera el capítulo I de San Lucas. ¡No se ría querido lector! ya ha salido una Biblia Católica que omite la frase dirigida a MARÍA como la LLENA DE GRACIA, y esta Biblia está recomendada y tiene el NIHIL OBSTAT del Cardenal Patrick O’ Boyle, Arzobispo de Washington, editada en 1970.
El Masterplan dice, ¡y con razón!, que el capitulo I de San Lucas dice muchas cosas buenas de la Santísima Virgen. Dice en concreto, cuatro cosas que hay que alterar de alguna forma: dice que es MADRE DE DIOS, dice que la Santísima Virgen es la LLENA DE GRACIA, dice que es la BIENAVENTURADA ENTRE TODAS LAS MUJERES, y dice finalmente QUE ME LLAMARAN BIENAVENTURADA TODAS LAS GENERACIONES. Así es que esto hay que alterarlo en las Biblias; y también hay que alterar lo que dice San Mateo cuando dice que MARÍA FUE VIRGEN Y MADRE A LA VEZ, como lo había predicho siglos antes el Profeta Isaías. ¡Ya hay Biblias que alteran algunas de estas frases, entre ellas una Católica! Así es que ¡alerta amigo!
El Masterplan dice que es esencial destronar a la Santísima Virgen para destruir la Iglesia. Así sugiere que se le quite el nombre de MADRE DE DIOS, y se le llame solo “mujer”, que es como Cristo la llamó en la cruz. Sugiere que se diga a todos los vientos lo de los “hermanos de Cristo” y de que la Virgen tuvo más hijos, quitándole así el título de Virgen también. Dice que esto será fácil de meter entre la gente sencilla, sin cultura. Sugiere que no se recen Rosarios, porque eso aleja a los “hermanos” protestantes. Que no se hagan Novenas a la Virgen porque eso es de “beatos”.
Pero la Virgen les ha resultado ser un hueso duro de roer a los planeadores del Masterplan. En el corazón de los católicos sigue siendo la LLENA DE GRACIA, la BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES, LA MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA. Nada se puede decir más a una persona que lo que dice la Biblia de María; no hay palabras en el vocabulario humano para decir más de un ser... y tampoco hay más títulos que pueda inventar la Iglesia para dárselos a María: REINA DE TODOS LOS SANTOS, REINA DE LAS VIRGENES, REINA DE LOS MÁRTIRES, REINA DEL CIELO, MADRE DEL CREADOR, PUERTA DEL CIELO, VIRGEN PODEROSA, SEDE DE LA SABIDURÍA, ROSA MYSTICA, TORRE DE DAVID, CASA DE ORO, REFUGIO DE LOS PECADORES, CONSUELO DE LOS AFLIGIDOS, NUESTRA ABOGADA, NUESTRA MEDIANERA, NUESTRA AUXILIADORA, INMACULADA CONCEPCION, MADRE DE LA IGLESIA... no existen palabras ni títulos que la Biblia ni la Iglesia puedan idear para decir más de una persona.
La Santísima Virgen sigue estando, gracias a Dios, en el corazón de todo buen cristiano, y sigue siendo el baluarte firme contra las asechanzas del enemigo.

CAPÍTULO X
LOS EJECUTORES DEL MASTERPLAN

El Masterplan es diabólico. Se dice que ya hay muchísimos sacerdotes católicos, que realmente no son católicos, sino comunistas ordenados de sacerdotes. Pero éstos no serían los reales ejecutores del Plan. Los ejecutores del Masterplan serían los reales católicos que se dejen engañar. Los buenos Obispos y los buenos sacerdotes, y las buenas monjas de verdad que se dejen engañar por el “slogan” de “amor al prójimo”.
Tú y yo, querido amigo católico, son a los que quiere usar el Masterplan para llevar a cabo sus objetivos. A ti y a mí nos quieren embaucar con medias verdades que son las peores mentiras, para que implantemos en el mundo el amor al prójimo, sin el amor a Dios. A ti y a mí nos quieren usar para suplantar a Dios por el hombre; para que se adore al hombre y se olvide a Dios; para que se ame a la mujer y se olvide a la Santísima Virgen. Todo con la esperanza de que, faltando el amor a Dios, se destruirá el amor al prójimo y se hundirá la Iglesia de Cristo.
Te dirán que se puede ser masón y Católico a la vez ; ¡mentira, no les hagas caso!
Te dirán que se puede ser Católico y a la vez espiritista; ¡mentira, te están engañando! Yo conozco a muchos que ya se han dejado engañar en esto.
Te dirán que Cristo es bueno, pero que los sacerdotes y la Iglesia no lo son; ¡mentira disfrazada! ¡Es una media verdad... que es la peor mentira!
Ya nos previno Cristo que los hijos de las tinieblas son más audaces que los hijos de la luz. En esta ocasión muchos hijos de la luz se han dejado engañar por los hijos de las tinieblas. ¡Alerta, amigo, no te dejes tú engañar!
Pero Cristo también nos dijo que estaría con su Iglesia hasta la consumación de los siglos, y que las puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella... Y que el Cielo y la tierra pasarán, pero “Mis palabras no pasarán.”
Así que ¡alerta!... y ten confianza que cuentas con Cristo.... y con María, su Madre, que también es tu Madre.
El Masterplan aspira que en poco tiempo se haya destronado el amor a Dios; y con la astuta esperanza de que el amor al prójimo se hundirá al faltar el cimiento del amor a Dios.
¡Pero las puertas del Infierno no prevalecerán... y seguirá existiendo el amor al prójimo, porque los hombres adorarán a Dios, y lo amarán con todo su corazón, con toda su alma, y con toda su mente.
¡Por lo menos dos personas, que somos tú y yo! ¿Verdad, querido lector?