CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 4

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





CADA DÍA PUEDE LLEGAROS
ESA GRACIA QUE ESPERÁIS

19 de marzo de 1988
REUNIÓN DE ENFERMOS

¿Y quién?, ¿y quién de vosotros podría atenderos uno a uno, simultáneamente, en todos y cada uno de vuestros pedidos sino Yo?, ¿quién podría venir a esta muchedumbre, con poder y autoridad, para descender sobre cada uno de vosotros la paz?, ¿quién podría venir aquí a recordaros y a enseñaros mi Palabra una y mil veces, ya dicha pero no practicada pues habéis olvidado la indicación de mi Madre: “Haced todo cuanto él os diga.”
¡Qué don precioso es para mí vuestra oración!, don que sale de mis manos y vuelve a mí hecho plegaria, ésta será la forma habitual en que debéis recurrir a mí. Y sabed que solo oigo a los humildes, tened siempre presente también en vosotros y grabad en vuestros corazones, las palabras de mí y vuestra Madre: “Se haga en mí según tu Voluntad”. No opongáis vuestra voluntad a mis deseos, entregáos plenamente y maravillas veréis, pues donde el Señor, Rey de Cielo y tierra está, gracias derrama y siempre su manifestación se hará sentir por dentro y por fuera, alto y bajo, en todo sitio. Nadie que esté aquí hoy podrá decir que no será alcanzado por un rayo de gracia, a todos en su medida, a todos según su necesidad.
Confiad, ovejas mías, confiad, rebaño perdido, pues vuestro dueño y pastor sale a buscaros, y más que vuestro cuerpo me interesa vuestra alma, pues con ella vendréis primero a mí.
No os sintáis infelices, si compartís mi cruz, recordad al buen ladrón, decid con él: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en el Reino”, y Yo os aseguro que si confiáis y pedís con fe efectivamente así será y estaréis conmigo compartiendo el Reino.
Esta vida es lucha y os ha sido dada para vuestra santificación y progreso espiritual, si la aceptáis y la vivís cada día como el último, llegaréis al último día con la integridad de la fe que os hará santos, sanos y salvos. Y no confiéis en aquellos que os llevan divagando hacia derecha o hacia izquierda, hacia adelante o hacia atrás, detrás de éste, el Señor solo está dentro de su Iglesia y trabaja allí, efectivamente.
Os he dado los medios, los Sacramentos os encadenarán a mí, la Santa Misa os limpiará y os ayudará a fortalecer vuestra fe, la lectura de mi Palabra os hará un trato familiar conmigo. ¿Qué más podéis pedir? Soy Yo que habito entre vosotros, no perdáis nunca esperanza, el Señor no es sordo.
Esta imagen que habéis colocado aquí recibe la bendición especial en este momento, para que siempre que se recurra a ella y se ore frente a la misma, conceda a quienes pidan las gracias necesarias.
Elevad los objetos piadosos, ¿no véis que bien se está cuando el Señor se presenta? Así las muchedumbres me aclamaban y pedían mi presencia, mas Yo os insisto, os acompaño, mas convertíos, no se puede servir al mundo y al Señor, volved a la vida de la gracia. Que estos objetos sean signo de la alianza que tomáis conmigo y sean usados según vuestra santa fe, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y vosotros que estáis aquí hoy y deseáis estar bien en cuerpo y alma, esperad en mí, creed en mí, orad, limpiaos vuestras almas con frecuencia. Cada día puede llegaros esa gracia que esperáis y nunca os arrepintáis de ser fieles, no cerréis el canal que os comunica conmigo, ved a mi Madre, Ella os animará y llevará hasta mí.
Yo os bendigo hijos amados de mi corazón pues os amo con preferencia y un lugar para cada uno de vosotros hay en mi Reino, buscadlo con ahínco, luchad y venceréis si sois humildes y obedientes a la Santa Iglesia.
Yo os bendigo, os doy paz y salud a todos vosotros, según mi santa voluntad, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Pensad en mí pues Yo vivo pensando en vosotros.
Terminad en paz vuestras oraciones, no permitiré que nada os perturbe.
Llevad vuestras gracias y se hará en vosotros según vuestra fe.

Lectura: San Mateo, Cap. 28, Vers. 16 al 20.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE