CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Mensajes Especiales

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





LA NECESIDAD DEL APOSTOLADO
DE LOS VARONES

22 de marzo de 1988

¿A dónde vais vosotros tan apresurados hijos míos? ¿Hacia donde corréis? Con vuestro apuro podéis perderme de vista y si no tenéis guía ¿a donde arribaréis? Dejad que os guíe y no intentéis guiarme vosotros. Sabed esperar los tiempos del Señor pues Yo sé que es propicio en cada momento.
Cada Palabra que surge de mi boca y llega a vosotros hace nacer en cada corazón, distintos sentimientos, pero todos inclinados hacia lo mismo, hacia la perfección espiritual y la salvación del alma. Es como aquél hombre que planta dos árboles diferentes, uno alto y frondoso, el otro más bajo y con muchas ramas; el alto y frondoso produce frutos robustos, brillantes y carnosos; el pequeño produce frutos diminutos pero muy aromáticos y muy dulces en su sabor ¿Acaso el dueño desechará el primero por no producir frutos iguales al segundo, o el segundo por el primero, o más bien aceptará cada fruto según su especie, y con agrado verá y gustará cada uno de ellos? Pues así sois vosotros. Ese árbol alto y fuerte sois vosotros, hombres, pues vuestros frutos tardan en venir, mas son firmes y vuestras ramas soportan mejor el temporal y vuestras raíces profundas que significan compromiso verdadero son casi inconmovibles cuando estáis verdaderamente compenetrados en algo.
Y vosotras, pequeñas, vuestro fruto sirve para endulzar la boca del Señor con vuestras oraciones y no sois desechadas sino bienamadas. Vosotras, hijas mías, mujeres, rendid también vuestros frutos y el Dueño del huerto os sabrá recompensar. No separo hombres de mujeres, exijo a cada uno según lo que he dado, son dos caminos hacia un mismo destino. Una ruta es fuerte y rápida, bien señalizada; la otra es más sinuosa, con suaves declives y paisaje arbolado, mas las dos arriban a mí.
Vosotros, hombres, todo encaráis con lucha y fervor, poniendo todo en todo. Y vosotras, pequeñas, a veces os entretenéis en las dulzuras comunes, pero sabéis arribar bien a la meta. Por eso a vosotros varones, os digo: vuestro Señor, que ha venido a este mundo y ha sido como vosotros, varón, os desea firmes, comprometidos, pues cuando tomáis presa ya no hay quién os haga apartar de ella, por eso os he puesto como cabezas de familia y por eso ocupáis los puestos de preferencia en la dirección de la mayoría de las cosas del mundo, pues de vosotros es la iniciativa, y de ellas, las pequeñas, la inspiración; inspiración e iniciativa que marcharán siempre unidas como mi Madre y Yo: Ella inspira y Yo doy y pongo por obra.
Seguid siendo directos y sin dobleces si deseáis ser de los míos, pues así os deseo. Pero apaciguad vuestros ánimos, descansad un poco o el camino os encontrará demasiado fatigados, Yo seré vuestro remanso y permitidme que os siga guiando.
Llamado a este mundo de hoy: el Señor convoca a los hombres, necesito varones santos, el Señor os llama y enteraos, sabed todo de mí y seréis plenamente hombres dentro de mi Iglesia. No temáis que la religión no es cosa de mujeres, la religión es cosa de Dios.
Y vosotras, mis pequeñas, no abandonéis nunca el camino de la Fe, pues por vuestra iniciativa en la oración son santificadas todas mis obras. Dejaos guiar por los hombres e instruídlos con las gracias que vienen del Cielo, íntimamente, con santa inspiración, todo vendrá de mí si os dejáis inspirar.
Hombre por hombre siempre vale aquél que tiene más fuerza espiritual, aquél que está dedicado a Dios. Solo ese es imbatible, pues ni el Cielo ni la tierra, ni la vida ni la muerte, ni el abismo ni las tinieblas ni los demonios podrán alejarlo de su meta final que es la patria celestial. ¡Valor, pescadores míos! ¡Valor! Yo estoy con vosotros.
Tened Paz. Quién os ama os bendice con bendición de Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Lectura: Apocalipsis, Cap. 22, Vers. 11 al 17.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE