CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 20

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





QUIERO DIRIGIR MIS PRIMERAS PALABRAS
A VOSOTROS, SACERDOTES, RELIGIOSAS
Y CONSAGRADOS QUE EN SECRETO
CONOCÉIS Y ACEPTÁIS MIS MENSAJES

30 de marzo de 1990

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Esta es la voz que habla a los oídos de las almas, la voz que pronuncia las palabras de vida eterna, la voz del Señor.
Quiero dirigir mis primeras palabras hoy a vosotros, sacerdotes, religiosas y consagrados, que en secreto conocéis y aceptáis mis mensajes mas obligados por la obediencia estáis imposibilitados de difundirlos como sería vuestro deseo, mas en vuestro fuero íntimo, por vuestra espiritualidad habéis reconocido que es vuestro Dios quién habla y vibráis con cada palabra que transmito al mundo. Sé bien de vuestro calvario y sufrimiento viendo que vuestro alrededor las prácticas comienzan a hacerse cada día más contrarias a la verdad que habéis aprendido como verdaderos hijos de la santa Iglesia, mas continuad vosotros aún en pequeño número manteniendo la fidelidad a lo que habéis aprendido, vestid vuestros hábitos que son vuestra identificación, orad, orad mucho y allí encontraréis fuerza y hablad dentro de lo posible con vuestras propias palabras de aquellas iniciativas, mensajes y prácticas que Yo traigo hoy aquí y que son las que siempre he enseñado y defendido a través de la santa Iglesia. Obrad, pues, como silenciosos constructores de esa base firme sobre la cual estos seguidores míos, apóstoles comprometidos, puedan realizar su tarea. Aunque no os conozcáis unos a otros, trabajad unidos en mi corazón, ofreced las santas misas por estos apóstoles de los últimos tiempos que arriesgando cada día más, intentan servirme en espíritu y en verdad, y colaborad aunque no públicamente en esta obra, practicando y enseñando a practicar las obras de misericordia y difundiendo el culto que ya he pedido a esta devoción (la Devoción a la Divina Misericordia).
Y vosotros, ovejas mías, no seáis desagradecidos con vuestro Dios, sé muy bien cuántas gracias y favores os he concedido a cada uno de vosotros y a muchos otros que habéis llegado a mis pies, desesperanzados y destruidos, abatidos por el peso de enfermedades físicas y espirituales, problemas de trabajo, problemas económicos, problemas familiares, habéis confiado en mí y Yo he respondido, mas luego de haber obtenido las gracias necesarias, poco a poco, os habéis alejado. Yo os pido, no seáis desagradecidos si habéis obtenidos algo de mí. Luchad y trabajad fuertemente para que otros conozcan también ese camino que vosotros habéis seguido y que os ha llevado al éxito. Dejad de ser egoístas, desead el bien a vuestros hermanos y sobre todo ayudadlos a encontrar el camino de reencuentro conmigo. Esa es vuestra misión, sed puentes de misericordia.
Tened paz, recordad la bendición de los Rosarios y las demás indicaciones que os he dado en mi mensaje anterior. Todo esto fructificará mucho si lo aprovecháis bien.
Recibid la bendición, vosotros y vuestras intenciones, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Si comenzáis vuestro camino conmigo, en mí terminaréis; si comenzáis solos, no os aseguro un buen final, elegid pronto. Paz.

Lectura: San Mateo, Cap. 27, Vers. 3 al 10.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE