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Advertencias Finales

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¡Un aviso que no podemos pasar por alto!

4 de diciembre de 1998

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Heme aquí nuevamente junto a mis Ángeles para traeros mis palabras. Oíd bien y prestad toda vuestra atención, pues lo que voy a deciros cubre el resto de Advertencias Finales que aún faltan. Luego, pues, de este mensaje, solo queda el Tercer Mensaje de carácter Universal. No más Advertencias Finales. Oíd bien, prestad atención. Mi Corazón sufre y sangra por esta humanidad desobediente y pecadora, empecinada en el mal. Han dejado de lado mis Mandatos y desean reemplazarme colocando al hombre en lugar de a Dios. Así han buscado su propia ruina y anticipado su propio fin pues todo aquél que, como el mismo Satanás, busque ocupar el lugar de Dios, será precipitado al mismo Abismo en que aquél ha sido encerrado. Será, pues, el tiempo de los signos en el cielo, en la tierra, en el mar, y entre los hombres. Y así veréis conmoverse los astros, temblar la tierra, crecer los mares, y una extraña multiplicación de enfermedades, inexplicables a los ojos de la ciencia humana, pero simples para aquellos que ven en esto la actuación de mi mano. Estas son las Advertencias Finales que ya no serán palabras sino hechos, en las que vosotros debéis prestar atención y utilizar en beneficio de la conversión de aquellos que os rodean.
Tened paz. Mis Ángeles irán a vosotros para marcar vuestras frentes y vuestros corazones, y para daros de mi parte la paz. Momentos vendrán de angustia y dolor que solo podréis pasar con ésta, mi bendición, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Cuando todos parezcan haber caído en la trampa, los míos serán verdaderamente libres. Paz.

Lectura: Apocalipsis, Cap. 3, Vers. 14 al 22.





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