9 de julio de 2010
Sabed que la proximidad de Dios con un alma no es suficiente para salvarla, pues es indispensable que esta alma obedezca a los mandamientos y enseñanzas para poder ganar el Cielo. Así, a mi lado estuvo Judas; y mi presencia no bastó ni mis enseñanzas para cambiar su conducta. Y así, el enemigo de las almas, en un principio, habitó al lado de mi Padre y se perdió por su desobediencia. Recordadlo bien: para alcanzar la salvación es necesaria la participación del alma con la obediencia.
Pronto volveré a bendecir el agua que se utilizará en mi Santuario con triple bendición, en el segundo viernes del mes de agosto. Estad preparados.
Tened paz. Yo os bendigo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: Amén).
No os conforméis con estar cercanos a mí. Obedeced mis enseñanzas y viviréis. Paz.
Lectura: San Marcos, Cap. 4, Vers. 26 al 29.
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