5 de mayo de 1998
De nada sirve al necio escuchar los consejos del sabio, pues serán para él como el ruido del viento que pasa y no vuelve sin dejar nada. De nada sirve a aquél que tiene duro su corazón oír la voz de Dios. No endurezcáis vuestros corazones frente a mis enseñanzas, abrid vuestro espíritu a la luz de mis palabras, no seáis de los que me rechazan, porque estaréis rechazando vuestra propia salvación.
Así como los labios del amante solo hablan dulzuras de su amada, así vuestra boca solo hable dulzuras de Aquél a quién debéis amar: a vuestro Señor. Hablad, pues, con el amor en vuestros labios y en vuestro corazón, y seréis capaces de convertir a los más impenitentes. Y no actuéis frente a los demás solo para mostraros; dad verdadero ejemplo en público y en privado, para que vuestros angeles custodios no deban escandalizarse de vuestra doble vida. Ya es tiempo de comenzar un camino de conversión más profundo, y en esta empresa estoy a vuestro lado y para ésto os bendigo: recibid mi bendición en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Mirad con claridad el camino y marchad a pie firme en la luz del día que Yo os proporciono con mi palabra. Nada temáis a los que solo pueden quitaros la vida y luego de ésto nada más; temed, pues, a Aquél que luego de esta vida os juzgará en el amor, y así lograréis salvaros. Paz.
Lectura: I Corintios, Cap. 12, Vers. 1 al 11.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS