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AQUÉL QUE TIENE SU CORAZÓN ENDURECIDO
POR EL MAL, JAMÁS ENTENDERÁ
LA PRESENCIA DE DIOS A TRAVÉS
DE ESTOS INSTRUMENTOS

27 de abril de 1990

La paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Recibid en abundancia la paz que el Señor tiene reservada a aquellos discípulos que le siguen y obedecen por amor.
Todos vosotros desde el principio de vuestra existencia, habéis sido puestos en el mundo con una misión específica. Tenéis, pues, vosotros hijos Míos, bautizados, miembros de la Santa Iglesia, la misión de santificar el mundo con vuestra presencia, con vuestros actos, en los cuales lleváis mi doctrina viva entre vuestros hermanos que aún no me conocen. Vosotros debéis ser como Yo lo he sido, luz en las tinieblas que se ciernen sobre toda la humanidad. Vosotros debéis ser consuelo para aquellos afligidos para aquellos que se encuentran desesperados y que han perdido el timón de su vida. Vosotros debéis ser la misericordia viva y actuante. Solo así vuestros hermanos entenderán que aún hay tiempo de retornar al camino de la salvación. No os desaniméis, poned empeño en las prácticas de piedad que os he dado.
Esta humanidad pide pruebas a Dios continuamente y Yo os digo que las pruebas y signos serán hechos para consuelo de aquellos que sufren por seguirme, pues aquél que tiene su corazón endurecido por el mal, jamás entenderá la presencia de Dios a través de estos instrumentos inútiles y desposeídos de todo bien a no ser por mi intervención.
Yo os doy un signo a vosotros y a toda la humanidad, ese signo es que a pesar del mal reinante, mi Justicia aún aguarda. Es el signo del Amor que espera, es el signo de la oportunidad para el retorno, el signo de la misericordia.
Amados míos, no viváis tristes, aquél que ha encontrado al Señor lleva la alegría en su corazón y en sus ojos resplandece la luz que se transmite aún sin palabras. ¿Sabéis pues lo que dice la mirada de aquellos que me han encontrado?: «El Señor está aquí y te llama».
Se acercan momentos duros para la humanidad en general y todo esto es permitido para que cese en su rebelión contra las leyes de Dios. No os extrañe que estos males recaigan sobre todos pues son para evitar un mal mayor como lo es la condenación eterna. Estos llamados de dolor seguirán como prueba de misericordia.
Tened paz, ovejas de mi grey, estáis seguros con estos pastores (sacerdotes presentes) que Yo mismo he elegido para vosotros.
Yo os bendigo, recibid en abundancia, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Sed fieles en lo poco pues mucho más se os confiará.
Yo voy con vosotros, no temáis. Paz.

Lectura: Filipenses, Cap. 4, Vers. 4 al 9.





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