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CONVERSIÓN, SI SUPIERAIS EN VERDAD
LO QUE ENCIERRA
EL SIGNIFICADO DE ESTE PEDIDO

7 de septiembre de 1990

La paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Guardad siempre en vuestros corazones mi enseñanza, guardad siempre la fidelidad a las palabras que vuestro Señor os está dando pues de la práctica de éstas obtendréis la luz del Espíritu Santo que alumbrará vuestro camino hacia el Reino de los Cielos.
Deseo hablaros hoy sobre la conversión. Mucho se menciona la palabra conversión dentro de mi Iglesia, pero muy pocos cristianos saben qué significa realmente. Conversión, si supiereis en verdad lo que encierra el significado de este pedido, cada vez que un profeta eleva su voz, clama por conversión. Conversión es aquel cambio profundo y sincero de vuestros actos y de vuestra forma de ver la vida, haciéndolos coincidir con la divina voluntad y expresada a través de su Iglesia. Es, pues, entonces la conversión, el camino de retorno a la Casa del Padre. Día tras día lucharéis por vuestra conversión, día tras día, pues el pecado que tanto abunda limita y destruye la conversión de las almas a mí haciéndolas retroceder, por eso la lucha es continua entre conversión y pecado. Muchos creéis que por que estáis realizando varios gestos exteriores ya estáis convertidos y no es así, pues la conversión nace en el corazón del hombre y luego como copa desbordante se muestra hacia afuera en actos y gestos que son fruto, buen fruto, de lo que abunda en el corazón.
Existen tres tipos de conversión: en primer lugar la conversión exterior, es aquella que os he enumerado anteriormente, solo cambian los gestos, las palabras, las formas, pero nada más que éso. Esta conversión lejos de ser auténtica es uno de los más grandes peligros que asecha a los cristianos, pues deja solamente la caparazón de piedad bajo la cual ya no existe la llama de la fe.
La segunda es la conversión superficial, aquella que momentáneamente ocupa vuestra vida y con la cual creemos haber encontrado la plenitud en el Señor mas luego de practicar durante un tiempo esta conversión se vuelve una carga pesada y si no la alimentáis con verdadera fe, retrocede y desaparece. Muchos de vosotros os veis así, fervorosos al principio, mas luego con el devenir de las pruebas vais abandonando vuestra conversión y solo os queda la conversión exterior.
Y el tercer caso es la conversión auténtica y profunda. Ése es el sello del verdadero cristiano y se logra luego de mucho sacrificio, luego de mucha oración, luego de mucho rogar y pedirle al Señor para que éste os ayude persistiendo siempre en el esfuerzo para ser mejores, por que no basta convertiros un día y pensar que siempre estaréis así, cada día, reiniciad el camino, cada vez con nueva fuerza; lo lograréis si usáis en vuestro favor las armas que os dí, lo lograréis seguramente pues mi Madre y Yo os ayudaremos si ponéis vuestra voluntad en ello. Contad con la bendición del Cielo si deseáis convertiros y llevar esta carga liviana que el Señor os propone. Liberados del pecado sois agradables a mis ojos por eso os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Los Ángeles han hecho lo suyo y ellos también os ayudarán, no olvidéis invocarlos.
Ha llegado la hora de dar testimonio de vuestra conversión, mostrad vuestra vida, mostradme en vuestras vidas. Mi paz.

Lectura: San Juan, Cap. 12, Vers. 37 al 43.





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