30 de septiembre de 2006
Oíd lo que os pregunto y contestad interiormente: ¿qué clase de hijo es aquél que desprecia los consejos de su padre para seguir las enseñanzas de sus enemigos. ¿Y qué clase de amigo es aquél que abandona a su amigo para ir detrás de sus perseguidores y calumniadores? Y yo os llamo hijos y amigos. ¡No dejéis que vuestro corazón se transforme en piedra!, no escapéis de mí como de un ladrón, pues nada os vengo a quitar sino a dar. Porque el camino lejano a mí desemboca en el Infierno.
Os he dado un guía protegido y destacado: lo que él dice, Yo lo apoyo; lo que él ordena, es mi voz; lo que él planea, Yo bendigo. Permaneced cerca de él y sabréis mis secretos.
Yo os bendigo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: "Amén").
En el día de vuestro juicio esta bendición también os será tenida en cuenta según cómo la administréis. Paz.
Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 7, Vers. 35 al 38.
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