4 de febrero de 2005 | Primer Viernes de mes
Recordad que en esta batalla por la salvación de las almas vosotros sois mis estandartes. Vuestra misión es indicar el camino correcto a vuestros hermanos. No podéis caer en manos del enemigo ni ser echados por tierra: debéis permanecer siempre visibles y ser guía para otros. No permitáis que vuestra misión fracase por vuestras debilidades, pues en este momento la batalla es más cruel que nunca, y vuestra ayuda es más necesaria ahora que antes. Cumplid vuestra misión y Yo os compensaré.
Recibid mi bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: "Amén").
Recordad cada día cuántas almas dependen, no de vuestras palabras, sino de vuestro ejemplo. Paz.
Lectura: Romanos, Cap. 12, Vers. 1 al 3.
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