23 de junio de 2000
Apartad de vuestros corazones los temores y prejuicios. Ningún pecado será tan grave que no pueda ser sumergido en mi misericordia ni perdonado con vuestro arrepentimiento. Ninguna miseria será mayor que mi amor y ninguna desgracia superior a mi bendición. No viváis temerosos, dejáos conducir por la fe y acrecentad vuestro valor en la batalla, sabiendo que Yo estoy a vuestro lado y os guío, os protejo y defiendo.
Iniciad con voluntad firme la lucha contra vuestros defectos y acrecentad el fuego de vuestras virtudes para que mis ojos, al posarse en vosotros, os vean cada día más cercanos a mí.
Tened paz, recibid mi bendición y mi amor, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
En este, mi Santuario, encontraréis las gracias que necesitáis, ¡Pedidlas, pues! Paz.
Lectura: I Corintios, Cap. 11, Vers. 23 al 33.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS