26 de noviembre de 1999.
No provoquéis la ira del Señor ni busquéis su disgusto pidiendo señales y milagros, pues la mayor señal de mi presencia entre vosotros es la acción de la gracia en vuestros corazones. Si adherís a mis pedidos, si seguís Mis Mandatos, seréis transformados en criaturas nuevas, auténticos hijos de Dios, almas puras: el mayor milagro que pueda desearse.
No busquéis, pues, signos extraordinarios, pues las señales más grandes se dan en vuestro interior, cuando os dejáis dirigir por mí.
Tened paz. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Como procedáis con el más pequeño de los hombres, así procederé Yo con vosotros; cuanto déis, os daré. Paz.
Lectura: San Juan, Cap. 18, Vers. 19 al 24.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS