6 de noviembre de 1998 | Primer Viernes de mes
Si dejáis doblegar vuestra voluntad por las contrariedades, acabaréis en la tibieza. Miradme, pues; mirad mis ojos. Si veis en ellos reclamo, es cierto y verdadero pues dueño soy de reclamar, a quienes se dicen consagrados a mí, el cumplimiento de vuestras promesas. Dueño soy, pues, de reclamaros acción y movimiento en favor de las almas y en contra de las fuerzas malignas, que se multiplican tratando de aumentar cada día el número de los condenados. Si sois vosotros mis apóstoles, cumplid como tales. Haced lo que está a vuestro alcance y Yo os acompañaré. Y cuando os sintáis sin fuerzas, elevad vuestros ojos a mí como ahora. Miradme mientras me oís y sabréis que estoy aquí, y tengo para cada uno de vosotros algo diferente que decir. Oídme, pues, con los ojos de vuestra alma, con los oídos abiertos a la Verdad.
Solo os daré paz, solo os daré Amor y misericordia. No temáis a vuestro Señor.
Yo os bendigo. Recibid mi bendición, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Ningún error humano existe que no pueda ser corregido por la mano de Dios. Paz.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS