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Edición Nro. 39

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DESEO QUE LOS FIELES
ANALICEN SU CONCIENCIA
CON MUCHA MÁS PROFUNDIDAD

16 de diciembre de 1994

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Sabed que hoy como nunca los fieles se acercan a recibir mi Cuerpo y mi Sangre en estado de pecado. Sabed que hoy como nunca se agravia mi presencia en la eucaristía por este motivo. En lugar de ser un acto de reparación, en lugar de ser una demostración de amor, es para mí una ofensa y para muchos, signo de condenación.
Deseo que los fieles examinen su conciencia con mucha más profundidad, que se acerquen a la confesión con más frecuencia, como ya lo he dicho anteriormente, y sobre todo que mis sacerdotes tomen en serio su ministerio preocupándose profundamente por la salvación de todos y cada uno de aquellos fieles que pertenecen a su parroquia o que habitualmente se acercan allí, pues, si la confesión tiene poder para anular los efectos del pecado nada hay más importante que ayudar a que los hombres se acerquen a ella y administrarla con verdadera responsabilidad e interés. Yo estaré junto al sacerdote que no se canse de administrar mi misericordia a través de la confesión y mis ángeles inspirarán a aquellos fieles un verdadero espíritu de arrepentimiento para que el círculo de salvación sea completo y el demonio pierda todo el poder sobre esas almas.
Nunca antes como ahora el enemigo de la gracia lucha por intensificar el pecado en el mundo y hacerlo aceptable a los ojos de todos como cosa normal y corriente. Sean mis sacerdotes, pues, quienes denuncien esto y no permitan que el pecado se transforme en una forma habitual de vida para ellos y para los fieles.
Tened paz. Hoy tendréis bendición en abundancia según vuestra dignidad de apóstoles y vuestro compromiso ante mí y ante mi Madre. Aprovechad bien esta oportunidad. Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Entended que nada sucede sin mi permisión y que todo lo dirijo para el bien de vosotros y de toda la humanidad. Éste (vidente) está en buenas manos, mientras me sea fiel. Paz.

Lectura: Apocalipsis, Cap. 22, Vers. 7 al 21.





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