EN LA PRÁCTICA DE LA VIRTUD
26 de agosto de 1994
Un pastor con gran preocupación y mucho trabajo logró reunir un enorme y hermoso rebaño al cual colocó en su corral asegurando su puerta con una gruesa cadena retirándose luego a descansar y confiando en esta seguridad. Mas su enemigo llegó al lugar sin ser advertido y revisando esta cadena encontró en ella algunos eslabones que no presentaban la misma resistencia que el resto y trabajando día tras día ocultamente sobre ellos, logró que éstos perdieran solidez y de nada sirvió el esfuerzo de los demás eslabones por contener la puerta, pues quebrados algunos de ellos, la cadena perdió su unidad y la puerta cedió al empuje de las ovejas que se volvieron a dispersar, y muchas de ellas para siempre, con gran dolor del pastor.
¿Acaso habéis entendido lo que os propongo? Yo soy el Buen Pastor; el corral, es mi Iglesia; las ovejas, la humanidad; el enemigo, el demonio; los eslabones de la cadena: mis Apóstoles de los Últimos Tiempos.
Si el enemigo trabajando sobre vosotros os encontrase débiles por no practicar las armas que os he enseñado, de nada valdrán los enormes esfuerzos de vuestros hermanos. Y vuestra decadencia hará fracasar los planes de salvación de muchas almas. Por eso, fortaleceos en la unidad, en el amor, en la práctica de la virtud y no cedáis en vuestros puestos ante ninguna tentación. Meditad sobre ésto.
Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Mi paz busca llegar a vuestros corazones, recibidla, disponeos a recibirla, y con vosotros estará. Paz.
Lectura: Romanos, Cap. 15, Vers. 1 al 8.
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