20 de agosto de 1993
Insistentemente llegan hasta mí vuestros pedidos en los cuales me presentáis la necesidad de una enseñanza que os permita seguirme más y mejor. Pensáis, tal vez, que existe algún secreto importante, alguna norma o regla especial que aún no haya sido dicha al mundo y que Yo deba revelaros para un perfecto seguimiento mas no es así. Ya lo he dicho y lo repito... solo se trata de practicar el amor. Amad profundamente a vuestro Señor y amad a vuestros hermanos, no solo de palabra sino con obras y no solo físicas sino espirituales. El amor practicado con heroísmo os acercará a mí, no necesitáis más ni menos, solo aprender a amar. Mas no es simple pues debéis luchar contra vosotros mismos y vuestras imperfecciones. En esta lucha estaré Yo a vuestro lado.
Tened paz, Yo os bendigo para que en vuestros corazones anide el amor que tanto ansío ver, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Este Amor que os pido puede traeros aparejado sufrimientos, mas la paz no se aleja jamás del corazón que ama. Paz.
Lectura: Ezequiel, Cap. 39, Vers. 25 al 29.
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