DESCANSAD TRANQUILOS,
DEJAD TODO EN MIS MANOS
14 de agosto de 1992
Sabed que no solo miro y oigo vuestras palabras sino que también observo los movimientos de vuestro corazón.
No creáis engañarme si decís confiar en mí mas demostráis en vuestra vida inconformidad con mi Voluntad u os desesperáis cuando con el correr del tiempo la prueba se mantiene: ¡No digáis entonces que confiáis en mí!, pues cuando es buen tiempo y es buena la cosecha, es bueno Dios, mas cuando el rigor llega y la prueba comienza, ¿cómo respondéis?
Si decís confiar en mí, descansad tranquilos, dejad todo en mis manos.
Si vuestro corazón se aflige, entonces no digáis: “en Vos confío”.
Recordad las grandes promesas que he hecho para este día del Reencuentro conmigo que viviréis unidos a mi Madre pues todas ellas se cumplirán. Tened paz, Yo os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Sed la alegría de vuestra Madre, sed mi alegría con vuestra entrega. Paz.
Lectura: San Lucas, Cap. 7, Vers. 29 al 35.
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