CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 28

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





COMPRENDED, PUES, QUE MI FERVIENTE DESEO
ES QUE VOLVÁIS A MÍ, SALVANDO VUESTRAS
ALMAS DE LA CONDENACIÓN

26 de julio de 1991

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
En numerosas oportunidades os preguntáis: ¿qué quiere el Señor de mí? Muchas veces, deseáis saber cual es mi voluntad sobre vuestras vidas; ¡comprended, pues, que mi ferviente deseo es que volváis a mí, salvando vuestras almas de la condenación!, y viviendo en este mundo, acorde con mis enseñanzas, dando ejemplo a vuestros hermanos.
Un verdadero apóstol de los últimos tiempos, no retrocede ante las humillaciones, antes bien, sabe agradecer ese momento de dolor que le hace compartir mi cruz; un verdadero apóstol de los últimos tiempos, no escapa a la oración y el recogimiento, sino que los busca como oasis en el desierto, para refrescar su alma allí y volcar en estas oraciones sus preocupaciones de todos los días; un verdadero apóstol de los últimos tiempos, es obediente a los pedidos de su Señor y los defiende en todo lugar y en todo momento sin dejar por ello de ejercitar la caridad con el resto de sus hermanos; un verdadero apóstol de los últimos tiempos, no vive para sí mismo sino para los demás, luchando continuamente contra los espíritus de las tinieblas que todo lo inundan; un verdadero apóstol de los últimos tiempos, es un nuevo Cristo en la tierra que trabaja denodadamente por abrir una brecha en esta humanidad pecadora, por la cual se filtre la luz de mi corazón misericordioso. Yo os he llamado a compartir mi cruz y a luchar por mis ideales, si sois míos... entenderéis.
Yo os bendigo, para que tengáis la fuerza de renunciar a aquello que os ata, y practicar aquello que os enaltece. Recibid la bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Mi intervención se hará sentir en cada momento que sea necesaria, mas también vosotros debéis aportar lo vuestro, adhiriéndoos con firmeza a cuanto os he enseñado.
Que la paz llegue a los corazones abiertos para recibirla.

Lectura: Deuteronomio, Cap. 32, Vers. 1 al 6.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE