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Edición Nro. 24

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LA SANTA BIBLIA

12 de octubre de 1990

La paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Recibid con el corazón plenamente abierto mis palabras, sed vosotros los ejecutores de mis pedidos, sed vosotros los que respondéis favorablemente en este mundo que ha dado vuelta su rostro, que ha dado la espalda a Dios e intenta vivir sin Él.
En cada momento de vuestra vida, mantened vuestra relación conmigo a través de la lectura de mi Palabra. Sabéis vosotros que la Santa Biblia es llamada Palabra de Dios mas no siempre como Palabra de Dios se la respeta y muchas veces se la utiliza para manipular las conciencias en favor de tal o cual idea. Los cristianos, los auténticos seguidores míos, saben leer e interpretar la Palabra de Dios siguiendo la interpretación que da la Iglesia. No existe pues entre los cristianos una interpretación libre e individual de la Santa Palabra sino que se acepta como verdadero y auténtico lo que el Espíritu Santo da e interpreta a través de la autoridad de la Santa Iglesia por mí instituida. Por lo tanto, podéis leer, podéis meditar, podéis interpretar hasta donde vuestras fuerzas os dan, mas si esta interpretación va contra lo que el Magisterio de la Iglesia enseña comúnmente, entonces debéis dejar de lado vuestra idea. Sabedlo bien, pues ésto es lo que me agrada. Muchos os equivocáis e interpretáis como os apetece las Escrituras para lograr vuestros propósitos o justificar vuestras fallas, no debe ser así, mas no olvidéis, cada pasaje de las Sagradas Escrituras debe ser tenido en cuenta de acuerdo con el momento en que fue escrito, con el ambiente en que lo rodeaba, con la gente a quién iba dirigido, lo cual no significa que haya pasado ya de tiempo, sino que todo eso debéis adaptar a vuestra época actual. No sería Palabra de Dios si el tiempo pudiera herirla, la Palabra escrita jamás se moverá en ningún sentido, lo escrito, escrito está, y no pasará el tiempo sin que se cumpla hasta lo último de su escritura. Leed pues con amor la Palabra de Dios, sentíd en vuestros corazones mi presencia, dejad que el Espíritu Santo os guíe a través de la interpretación de la Iglesia y guardad mucho cuidado pues circulan muchas versiones falseadas de la Santa Palabra de Dios que responden a misteriosos designios de destrucción.
Tened paz, amados míos, no sois del mundo estáis contra el mundo porque estáis a mi lado y si él me aborrece primero luego os aborrece a vosotros para que estéis sinceramente hermanados a mí.
Seguid las huellas de vuestro Maestro, no temáis.
Yo os bendigo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Haced conocer la auténtica Palabra de Dios, haced conocer mi Palabra poniéndola en práctica y haciendo posible a los ojos del mundo todas sus enseñanzas. No importa que leáis mucho o poco, basta lo que aprendáis en cada lectura.
Tened paz, que vuestro Angel Protector os acompañe.

Lectura: Jonás, Cap. 3, Vers. 5 al 10.





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