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Edición Nro. 22

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ESTA ES LA PRUEBA QUE HAN ESTADO
ESPERANDO AQUELLOS QUE DICEN
DIRIGIR MI IGLESIA

29 de junio de 1990

La paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Mantened la calma, tened paz, pues hoy os hablaré pausadamente para que oigáis y entendáis y para que entendiendo sepáis la verdad y el camino a elegir.
Sé bien que luego de las palabras que voy a transmitiros hoy, muchas voces, aún dentro de ustedes mismos se alzarán en contra de estos mensajes y de esta Obra, mas no temáis, Yo daré las suficientes garantías para que aquellos que han asistido con buena fe no se vean desviados, antes bien, se fortalezca día a día su adhesión a mí.
Durante muchos años he hablado a través de este instrumento, trayendo en mi palabra enseñanzas para vosotros y para todos, las cuales han sido aprovechadas solo en menor medida.
Hasta hoy jamás habéis oído hablar de lo que voy a mencionaros a través de este instrumento y sabed que si os hablo de esto es para que sepáis ver bien donde os encontráis y lo que debéis hacer. No es una profecía acerca de lo que sucederá sino un mostrar lo que está sucediendo ocultamente a vuestros ojos, dentro de vuestra Iglesia, mi Iglesia.
Y he aquí que no podréis decir que el Señor habla mal de su Iglesia, pues como ya os he dicho en otras oportunidades, puede haber enormes fallas en las estructuras humanas pero la Iglesia, vuestra Iglesia, mi Iglesia, amada Esposa, es inmaculada a los ojos de Dios por la acción del Espíritu Santo que actúa a través de ella.
Poned atención, lo que voy a deciros es perfectamente comprobable para cada uno de vosotros y se refiere solo a un sector de la estructura jerárquica de la Iglesia de vuestro país, Argentina. Ya veo y veo muy bien que acusarán de satánico este mensaje pero Yo tomaré las precauciones necesarias. Decid a este sacerdote que siempre os acompaña que se acerque colocando sus manos sobre la cabeza de este hombre (el sacerdote pone sus manos sobre la cabeza del vidente, manteniéndolas así durante todo el mensaje). Oíd, pues, ovejas de mi grey, ¿qué demonio puede hablar con este peso sobre sus espaldas?, si creéis en la autenticidad de la Iglesia, creed en la autenticidad de estas palabras.
La Iglesia de vuestro país, Argentina, está siendo entregada en manos de mi enemigo. Esa acción ha sido iniciada por un sector de la Jerarquía Eclesiástica que se ocupa de uno de los aspectos pastorales: el ecumenismo. Basado en el falso ecumenismo se está cortando la figura que la Iglesia presenta renunciando cada vez más a las verdades de la fe cristiana. Esa primera penetración está haciendo que los fieles se sientan confundidos y extraviados y que lleguen a creer que una iglesia es igual a la otra, todas valen igual, todas son lo mismo. Decid, entonces, ¿cuál es mi Iglesia?
Reclamo, pues, entonces contra aquellos obispos que dirigen la acción ecuménica en este país, han errado el camino y deben corregir pronto.
Además sé bien que se han reunido en secreto, cuándo y dónde, y sé bien también que lo hacen periódicamente para planificar la destrucción de esta Obra. Yo os digo: no presentaré delante de todos estos planes, porque no merecen atención, pero daos cuenta bien que todo lo que hacéis en secreto es para mí tan familiar como para un padre la voz de su hijo, ¿o acaso creéis engañarme? Vosotros manejáis la Iglesia como si fuese vuestra, no os olvidéis que es mía.
Además sabed que la Conferencia Episcopal Argentina está dividida en tres partes: una primera parte, pequeña, que intenta defender la Tradición y la autoridad del Santo Padre, una segunda parte, que intenta renovar todo con un espíritu que es destructivo, sabedlo bien, destructivo. Y una tercera parte, inoperante e inútil, ésta es pues la que más me disgusta, porque por permisión están dejando obrar al enemigo dentro de mi Iglesia. No daré los nombres de quienes pertenecen a cada uno de esos grupos, pero ya los veréis y muy bien. Recordad el mensaje de los dos pastores (del 14–4–89, publicado en El Buen Pastor Nro. 11, y también en esta edición). Pues bien, ¿porqué digo ésto? porque esta Obra jamás ha atentado contra la unidad de la Iglesia y sin embargo muchos la acusan de “secta”. Esta Obra jamás ha atentado contra la autoridad de los obispos y sin embargo se la sigue acusando de desobediente, por consiguiente, y como maestro y pastor vuestro, debo descubrir quienes son los verdaderos desobedientes y quienes están realmente atentando contra mi Iglesia.
Por último, sabed que en la Festividad de Corpus Christi, esta Iglesia local (Arquidiócesis de Buenos Aires) solo ha aumentado el número de agravios a mi presencia en la eucaristía. Muy poco número de asistentes sabía en realidad de mi presencia, los demás, cumplían las indicaciones del demonio y han tomado el atrevimiento de realizar sus rituales y bailes satánicos delante de mi presencia y en público dando testimonio de su entrega en manos del enemigo y aplaudidos por los complacientes y tibios.
Dejad que todo llegará a su tiempo mas Yo digo: Todos aquellos obispos y sacerdotes que con mala fe y sin investigar debidamente buscando la verdad, luchan contra esta Obra, recibirán cada uno de ellos su aviso, algunos ya lo han recibido, y sabéis vosotros de varios miembros de la Jerarquía, muy altos miembros de la Jerarquía local, que han sido atacados por enfermedad gravísima, he ahí el pago por sus iniquidades y el llamado de la misericordia: Dejo hoy en estas manos (las del vidente) la facultad de sanarles bajo la condición de que se acerquen a pedir humildemente la intercesión de este instrumento, si lo hacen, sanarán, si no lo hacen, no hay medicina en el mundo capaz de revertir esa situación, porque su enfermedad nace en su corazón, dividido entre el mundo y las cosas de Dios.
En la próxima reunión traed vuestras imágenes que representen la presencia de mi Santísima Madre para ser bendecidas especialmente y allí os hablaré de lo que sucede en el interior de la diócesis bajo cuya jurisdicción se encuentra este instrumento (Diócesis de Quilmes). Vosotros tened paz, una dura lucha os aguarda, mas Yo estaré siempre en medio vuestro. Necesito vuestra confianza y vuestras oraciones para actuar en vosotros y en vuestros hermanos.
Amados Míos, Yo os bendigo, recibid en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Sabed que ésto no es una crítica vana, esta es la prueba que han estado esperando aquellos que dicen dirigir mi Iglesia, pues bien, aquí os he demostrado que conozco todo, todo lo sé y todo lo veo y cuando sea necesario será dicho y os baste saber también que hay muchos que han avanzado más allá en el camino del mal, mezclándose con las drogas, prostitución, armamentos, juego clandestino y sé bien quiénes son y dónde están y llegado el caso, si no cesan de hostigar mi Obra, me veré obligado a descubrirlos.
Si tenéis una joya recubierta de barro para que ella reluzca debéis limpiarla. Mi Iglesia es una joya preciosa pero el barro la recubre ahora por estos malos pastores que no son todos, pero sí muchos.
Que la paz alcance vuestros corazones.
Pide, pide Nuestro Señor que les advierta que no participen en ninguna celebración denominada ecuménica, sobre todo cuando se realizan en templos no consagrados, sea quién fuere que los cite. El verdadero ecumenismo es la supremacía de la Santa Iglesia, como Madre y Maestra.
Si, Señor. Dice el Señor que esto va a doler mucho, esto va a doler mucho.

Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 12, Vers. 1 al 25.





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