POR SERVIDORES FIELES,
PIDO Y SIGO PIDIENDO POR APÓSTOLES FIRMES
1 de junio de 1990 | Primer Viernes de mes
Oíd la voz que habla a los corazones, oídla cuando aún es tiempo, oídla cuando aún hay misericordia, oídla y oiréis la voz de vuestra salvación. Clamo y sigo clamando por servidores fieles, pido y sigo pidiendo por apóstoles firmes, busco y sigo buscando a aquellos que quieran sacrificarse por mí. ¿Sois vosotros de aquellos que me miráis indiferentes o estáis dispuestos a vivir vuestro compromiso contraído el día de vuestro bautismo?
Os he prometido enviar la fuerza del Espíritu Santo y así lo haré y llegará a cada uno de vosotros, acorde a la preparación y al cuidado que habéis puesto en la misma a través de estos días. No veréis lenguas de fuego, tal vez, no oiréis ruido de fuerte viento, mas sentiréis el fuego de mi amor en vuestro corazón y mi Espíritu os empujará como viento a las prácticas agradables al Padre del Cielo. Sigo buscando, llamando, pidiendo, responded y llevad mi llamado a otros que todos respondan cuando aún hay tiempo.
Dice el Señor que puedo decirlo, que está San Miguel Arcángel, Gabriel y Rafael con nosotros para marcar las frentes. Sí puedo decirlo, sí, y que la Santísima Virgen ha venido a recibir las consagraciones de esas personas que recibieron hoy el Escapulario (del Carmen).
(Visión) Se ve la Virgen con el escapulario, es Nuestra Señora del Carmen.
San Miguel Arcángel dice: Si supieran lo mucho que la Virgen los ama, que nos ama, sí, y el gran favor que les hace dándoles la posibilidad de usar el Escapulario. Que les repita: que no saben lo mucho que la Virgen los ama, que deben hacer mucho más por Ella.
Marchad, pues, arcángeles míos a vuestra tarea y bendecid estas frentes renovando en ellas la señal que Yo mismo ahora haré. Recibid la bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Desde hace algún tiempo os he dado una enseñanza acerca de la ofrenda del silencio (Mensaje del 21–5–88) y la habéis dejado. Volved a esa práctica porque esa ofrenda del silencio os ayudará a oír lo que mi voz desea deciros y a entender a través del soplo del santo Espíritu.
Buscad abrigo en mi corazón y os sentiréis seguros, confiad en mis palabras y seréis libres, vivid por mí y tendréis vida verdadera.
Luego os indicaré la forma de preparar convenientemente la fiesta que recuerda mi Cuerpo y mi sangre en las sagradas especies, algo especial sucederá para ese día, mas os lo anunciaré más adelante.
Id en paz, que mi Espíritu reine en vosotros y permanezca siempre.
Lectura: San Juan, Cap. 14, Vers. 1 al 11.
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