CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 19

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





NO PUEDE SER MOTIVO DE ALEGRÍA Y NO DEBE
SERLO QUE POR RAZONES QUE EL CIELO
CONOCE, LA PRESENCIA DE MI MADRE
SE HAYA RETIRADO DE DISTINTOS LUGARES

21 de marzo de 1990

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
No puede ser motivo de alegría, no debe serlo, que se haya cerrado una puerta de comunicación entre el Cielo y la tierra. No puede ser motivo de alegría y no debe serlo que por razones que el Cielo conoce, la presencia de mi Madre se haya retirado de distintos lugares. No puede ser motivo de alegría, ni debe serlo, salvo para aquellos que sirven a Satanás, pues cuando un hijo se ve privado de alimentos, a tal punto que le acarrea peligro para su vida, su padre, su madre y su familia se preocupan en socorrerlo prontamente y no se alegran de su situación desvalida.
Lejos de vosotros está conocer causas y motivos por los cuales el Cielo procede así, mas hoy os digo: guardad con mucho celo el tesoro que os he confiado, recordad que un alma elegida no es algo fácil de conservar pues el enemigo centra sus ataques con preferencia sobre aquellos que más influyen en sus hermanos y en estos casos, mucho más aún, cuando en las manifestaciones no hay el debido recogimiento y respeto y son tomadas simplemente como una más entre tantas, pues, como así se ha abierto esa puerta, mañana, por designio divino puede cerrarse, mas hay un peligro mayor todavía, no creáis vosotros ser los únicos hijos de Abrahám, ni os creáis superiores porque realizáis algunas imperfectas prácticas que ha decir verdad dejan mucho que desear. Y no os creáis soldados escogidos cuando en realidad solo sois principiantes. Aún no habéis iniciado el camino del dolor y ya clamáis al Cielo por un alivio. Y algo peor aún os prevengo: no lleguéis al otro extremo, es bueno que améis a Dios en primer lugar mas no olvidéis a vuestro prójimo, pues, por amar a Dios y por ocuparos en lo que según vosotros son las cosas de Dios despreciáis de palabra y de obra a todo aquél que no conoce el gran camino que vosotros seguís, mas decidme, pues: ¿Si Yo no os hubiese llamado en qué camino andaríais? Y Yo no os he mandado a juzgar ni a socavar las bases de vuestros hermanos, sino a cimentarlas y hacerlas fuertes para que apoyados firmemente en ellas puedan marchar seguros hacia mí detrás o delante vuestro. No os ocupéis tanto de las falencias de los otros sin haber meditado profundamente en las vuestras ni tengáis una vara tan exigente que vosotros mismos no podáis soportar. Es verdad que os quiero firmes pero también os quiero humildes y no solo exteriormente. Guardad vuestros juicios para mejor oportunidad, defended la verdad con la verdad, defended a Dios con su Palabra mas no ataquéis sin motivo a ninguno de vuestros hermanos ni los critiquéis en silencio en vuestra conciencia porque no saben lo que hacen. Acaso aquellos a quiénes vosotros llamáis “pobres” puedan algún día adelantaros y vosotros, roca firme y fruto hermoso podréis terminar siendo arena molida. Si no os prevengo corréis muchos riesgos, si os prevengo estáis siempre a tiempo de cambiar.
Recordad pues mis palabras: Sed rectos mas primero con vosotros mismos y ayudad a otros siempre. Para un celoso guardián de las verdades de la fe, le basta con practicarlas.
No claméis al Cielo pidiendo mi Venida pues eso significa que no tenéis piedad con vuestros hermanos, ¿acaso no deseáis su salvación?, ¿cómo desearé Yo la vuestra entonces? No digáis: ¡Señor ya es tu hora, ven y elimínalos! porque entre ellos estaréis si así pensáis. Y no lancéis fuego desde el Cielo sobre aquellos cuyo corazón solo Yo conozco.
Nadie está definitivamente fuera o dentro, solo Yo lo sé.
La paz a vosotros.

Lectura: San Lucas, Cap. 12, Vers. 22 al 34.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE