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AQUÉL QUE INTENTE ENGAÑAR
LAS CONCIENCIAS CON FALSAS DOCTRINAS
O VERDADES ENGAÑOSAS:
¡NO SE INTERPONGA EN MI CAMINO!

29 de diciembre de 1989

Mi paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Desde mi prisión de amor (Sagrario) donde he querido quedarme en medio vuestro os dirijo nuevamente mi voz a los oídos de vuestras almas. Abrid, pues, vuestros corazones para recibir mis enseñanzas y seréis cada día mejores y más firmes Apóstoles de los Últimos Tiempos.
No es momento para discusiones dogmáticas ni para grandes discursos es momento para recurrir a la práctica piadosa y al ejemplo de vida.
No es momento para detenerse a pensar y a analizar con excesiva prudencia todas las manifestaciones sino que es momento de cumplir todo lo bueno que en cada una de ellas existe.
No es momento de estancarse pensando: «Somos Iglesia, estamos bautizados, estamos salvados», pues Yo os aseguro que la marca del Bautismo para aquellos que mueran en pecado mortal será un dolor inconmensurable y no exactamente un pasaporte gratuito al Reino de los Cielos, pues aquél que diga: «¡Señor, Señor!» y no practique mis mandamientos lejos esta de mí aunque por fuera se blanquee.
Aquél que predique algo distinto al dolor y a la cruz, a la oración y a la penitencia, a la lucha contra los espíritus infernales, a la renovación de las estructuras sociales a través de cada hombre que practica y persevera en el bien, aquél que intente engañar las conciencias con falsas doctrinas o con verdades engañosas: ¡No se interponga en mi camino!, pues cuando el tiempo se acorta, la intervención de Dios no se hará esperar, pues no daré tiempo para que opinen: «¿Dónde están las palabras que el Señor ha dicho? ¿Y dónde se ha cumplido aquello que por boca de este instrumento fue dicho?». No daré tiempo, pues mi intervención vendrá rápida como el rayo y luminosa para aquellos que estén en paz conmigo.
Nada temáis, ovejas mías, ¿acaso no veis que he abandonado mi casa para venir hasta vosotros en cuerpo y espíritu y aún con mi voz?, ¿qué más deseáis para saber que estoy en medio vuestro?
Sabed que la Reina de las reinas tiene mucha esperanza puesta en vuestras oraciones y sacrificios y con complacencia os mira y os acompaña.
Que sea el sacramento de la confesión para vosotros como el agua fresca en la garganta de un sediento, que sea la sagrada comunión para vosotros como el pan recién horneado en la boca del hambriento, que sea la oración para vosotros como ropa abrigada en invierno para el mendigo harapiento.
Yo deseo estar siempre con vosotros: Aceptadme y a vosotros vendré. Mas no digáis que me amáis si solo deseáis usar mi poder en vuestro beneficio.
Tened paz. Desalojad el rencor y la tristeza de vuestros corazones y poned en su lugar la alegría que os dan estas palabras.
Yo, el Señor, os amo y lucharé por vosotros. Tened paz.
Como a través de todos los profetas, como a través del precursor Juan, aún así hoy a través de estos instrumentos voy anunciando a la humanidad los caminos que he trazado para su destino.
Y una vez más el rechazo se hace visible en todas sus formas mas el éxito de esta misión está en poner voluntad. Los frutos surgirán porque de mí depende la gracia que los alimenta.
Sed fieles. Tened paz.
Orad en el comienzo del próximo año pues recrudecerá la gran oleada de ateísmo y el hombre basado en la ciencia intentará desprenderse con todas sus fuerzas de la idea de Dios. Y la Iglesia continuará, en este próximo año, cubierta por las tinieblas que ya están cegando sus ojos, mas en medio de éstas, Yo, el Señor, y los fieles seguidores de mi presencia eucarística seremos la luz.
Tened paz. Volved a vuestros hogares con mi amor en vuestros corazones pues Yo os bendigo hoy como siempre en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Bendito aquél que aprovecha su libertad para adherirse de corazón a la Obra del Señor. Tened paz.

Lectura: Romanos, Cap. 16, Vers. 25 al 27.





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