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SABÉIS QUE A ESTE MUNDO
NO HABÉIS VENIDO A DISFRUTAR
Y NADA SE GANA CON VIDA DE REGALO

2 de junio de 1989   |   Primer Viernes de mes
Festividad del Sagrado Corazón de Jesús
PARROQUIA SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

Mi paz con vosotros, ovejas de mi grey.
La voz que habla a los oídos del alma os habla hoy nuevamente para que aprendáis a seguir en el camino de la verdad y no desviéis vuestros pensamientos en cosas inútiles. No temáis sufrir, mas bien temed el sufrimiento cuando es inútil; vuestro sufrimiento ofrecido forma parte del gran sacrificio que toda la humanidad devuelve al Padre para lograr su misericordia y amor. Sabéis que a este mundo no habéis venido a disfrutar y nada se gana con vida de regalo, ésto es lo que quiero deciros, pues muchos de vosotros os habéis estancado, pensando que habéis alcanzado ya una meta, y esa meta, ovejas mías, aún es lejana, pues la santidad debe ser alcanzada solo en su plenitud en el Reino de los Cielos y nadie puede en esta tierra sentarse cómodamente, y decir, y bien: ya soy santo. Por eso os pido lucha y fervor, por eso os doy medios eficaces para combatir las tentaciones, pero debéis vosotros puliros a vosotros mismos; buscad vuestros defectos dominantes y combatidlos, no os quedéis dormidos, mirad que las tentaciones abundan y el demonio, enemigo mortal de Dios, está al acecho de vuestra alma, cada día más, cada vez con mayor fuerza y poder, pues muchos, muchos, lo han elegido como pastor de sus almas y quién tiene al demonio como pastor de su alma, no alcanzará las verdes praderas del Reino sino las ensangrentadas y llameantes profundidades del Infierno.
No desacreditéis mis enseñanzas dejándolas como papeles muertos, hacédlas vida, y si creéis que soy Yo quien os llama, no esperéis más.
Mirad que mi ejército está formándose entre ángeles y cristianos que desean seguirme sinceramente. Ya lo he dicho y lo repito, mi ejército está uniendo el Cielo con la tierra en lucha contra el Infierno y estos días son días de mucho peligro para las almas. No caigáis en la desesperación, confiad en mí.
Revisad vuestra vida y ved, si lo que decís es acorde a vuestro proceder, y si vuestro proceder es acorde a vuestro interior, pues de nada vale una sonrisa y decir: “Hermano, te amo”, si vuestro corazón está plagado de vicios. De nada vale la oración de rodillas, de nada vale, si el corazón no se humilla primero frente a Dios.
Todo lo que emprendáis debe ser cuerpo y alma, alma y cuerpo, vida, espíritu. Nada de lo que viene de Dios se logra materialmente, y así como los sacramentos son los signos de mi presencia, vuestras actitudes piadosas son los signos de vuestro interior dedicado a mí, de otra forma, si lo hacéis por complacer a hombre o a poder alguno de nada vale.
Descansad, descansad, en mi corazón que ha sido abierto para todos vosotros y aún deja fluir misericordia hacia todos para que los pecadores del mundo entero se acerquen y me permitan ejercer en ellos mi oficio de Salvador y Redentor, Dispensador de gracias.
Os pido para esta semana que tratéis de hacer algún sacrificio, verdadero sacrificio, grande o pequeño, y que éste quede solo entre nosotros. Dedicadme algo especial de sacrificio en esta semana y guardádlo en vuestro corazón. Veréis cómo aumenta en vosotros el deseo de santidad. Hacedlo: es por vuestro bien.
Mi Madre acepta con gusto a los nuevos soldados de su ejército (se han impuesto más de 80 Escapularios de la Virgen del Carmen), y me pide que les adelante, que por pertenecer a esta Cofradía, seréis los más atacados y los que más sufriréis, mas a la vez seréis los que obtendréis el triunfo sobre la Serpiente Antigua, pues cuando Ella triunfe, vosotros con Ella, todos a mí.
Tened paz, amados míos, no olvidéis nunca que el Reino es para vosotros, no olvidéis nunca, que vuestro Padre os espera, no olvidéis nunca, que el Cielo no es aquí.
Yo os bendigo: recuperad vuestra salud en cuerpo y alma y sed fieles ovejas de mi grey, obedientes a la Santa Madre Iglesia que siempre os reúne en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Dad a otros de lo que Yo os he dado en abundancia. Enseñádle el camino a los extraviados y obtendréis todo de mi corazón. Paz.

Lectura: Profeta Baruc, Cap. 6, Vers. 65 al 72.





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