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AQUELLOS QUE LUCHÁIS CONTRA MÍ,
¿QUÉ ESTÁIS HACIENDO?

5 de mayo de 1989
IX VIGILIA DE ORACIÓN
MARIA AUXILIADORA

La paz con vosotros, ovejas de mi grey. La paz verdadera, la paz divina, la paz que solo vuestro Pastor sabe daros se aposente en vuestro corazón.
Ciertamente han llegado los días de presentar batalla y así ha de ser pues quién está con el Señor debe luchar contra los enemigos del Señor: contra el mundo, contra el pecado, contra el demonio.
Verdad es que en estos días se ha acentuado una inclinación contraria hacia esta Obra por muchas personas que por desconocimiento, algunas por necedad y soberbia otras, desean su destrucción, mas Yo os digo: Aquellos que lucháis contra mí, ¿qué estáis haciendo?, y aquellos que lucháis a mi lado, ¿a qué teméis? En este momento no hay lugar para indecisiones, hace falta solamente valor y perseverancia. Mantenéos humildes, pues todo lo que hagan en vuestra contra, a mí me lo hacen y no quedará sin ser rendido, y todo lo que hagan en vuestro favor y por vuestra ayuda será premiado con creces.
Vuelvo a deciros: tened paz, ésto es lo que os diferencia del resto; llevad paz en el corazón, inundad vuestros ambientes de paz, transmitid la paz que significa confiar en un Dios que todo lo puede y os ama. Seguirán las dificultades muy serias, cada vez peores, mas mi apoyo será cada vez más fuerte. Dejad que esos insensatos tramen destrucción, dejad que sus pensamientos retorcidos sirvan a ese dios que ellos mismos han creado a su imagen y semejanza. Olvidáos, pues, de los que voluntariamente apagan mi Espíritu cuando pretenden predicar sobre Él. Y sobre todo, no temáis por vuestra salvación, pues luego de haberme acompañado durante nueve primeros viernes de mes, las puertas del Cielo están abiertas para vosotros. Hablad de ésto a otros y comenzad nuevamente, cada vez: nueve primeros viernes de mes, para tener en vuestras manos, el áncora segura de salvación.
Aprestáos mejor para la batalla: deseo mayor cantidad de oraciones, debéis organizaros muy especialmente para cubrir con oración todo este tiempo, de continuo, todos los cenáculos encadenados, al igual que los ayunos, debe prepararse una cadena especial para este tiempo, de esta forma, los que están en la primera línea de batalla, serán especialmente protegidos. Orad todos, orad mucho, orad en todo tiempo, pues la oración abre los caminos, ablanda los corazones y hace cambiar de manera de pensar a muchos.
Pasarán hoy mis ángeles entre vosotros marcando las frentes con la cruz que es señal de pertenencia al Señor: signo que ya habéis recibido el día de vuestro bautismo y que renovaré hoy para que seáis vosotros dignos testigos míos en el mundo.
En la reunión del próximo día viernes entregaremos más ángeles custodios a los nuevos cenáculos pues hace falta que todos los lugares de oración sean acompañados por estos fieles servidores míos que os enseñarán con su inspiración a seguirme. Avisad a todos de este pedido que se acerquen, pues, aquellos que deseen sus ángeles custodios.
No sóis vosotros una turba violenta, ni unos sectarios impredecibles, sóis vosotros los hijos predilectos de vuestra Madre Santísima, miembros adheridos con lazos inseparables a la Santa Iglesia y estáis bajo la acción del Espíritu Santo que trabaja en vosotros. No temáis, pues, cualquier opinión en contrario no tiene nada de verdad y ningún asidero, pues de ser así, ya no estaríais aquí. Cualquier obra que el enemigo comienza, en poco tiempo es descubierta, mas la Obra de Dios surge con mayor fuerza y luz a través de las dificultades y así sabéis que soy Yo. No perdáis la paz, alegráos en las persecuciones, y no os interese opinión humana alguna si no está basada en la inspiración del Espíritu Santo.
Donde yo iré, vosotros vendréis, y donde he sido elevado, allí os elevaré (Vísperas de la Ascensión del Señor).
Tened paz, amados míos, y no os quedéis extasiados en mis palabras, sino volved al mundo y llevadme en vosotros, practicando mis mandamientos.
Terminado el último misterio (del Santo Rosario), mientras rezáis la oración en honor a mi Madre, los Ángeles harán su tarea.
Tened paz nuevamente, amados míos; vuestro Señor que os ama, os bendice. Recuperad vuestra salud de cuerpo y alma, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
No olvidéis la invitación a buscar vuestros Ángeles Custodios para cada cenáculo. Es tiempo de que se estrechen filas entre el Cielo y la tierra contra las fuerzas del Infierno.
Mi Corazón queda entre vosotros: os amo.

Lectura: I Carta a los Corintios Cap. 12, Vers. 1 al 30.





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