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ESTA ES LA HORA DE LOS MÁRTIRES

BELLA VISTA, 20 de enero de 1989
COLEGIO HOGAR EZPELETA

Que la paz descienda a vosotros, ovejas de mi grey.
¿Acaso os incomodáis conmigo porque os hago esperar para oír mi voz? ¿O tal vez pensáis que este pobre instrumento puede decir: habla ahora o después? ¿Creéis por ventura que un hombre puede ordenar a su Dios? Sabed que vuestra espera no es en vano pues obtendréis beneficios. Si ahora os acostumbráis a tenerme entre vosotros luego de grandes momentos de oración y de profunda meditación, esto os ayudará para que llegado el día en que las tinieblas cubran todo lo exterior, vosotros, con confianza, de rodillas, invoquéis mi nombre y así oiréis mi voz que os calmará y bendecirá y os mantendrá protegidos mientras este mundo perverso recibe el merecido que la Justicia Divina le reserva. Recordad conmigo algo: el primer viernes del mes de febrero debéis traer a mí las velas para bendecir, no digáis que no os he advertido con tiempo, es importante que cada hogar tenga una vela bendita reservada para una situación de extrema necesidad: guardadlas como tesoro, pues la gracia que ellas tienen iluminará vuestras familias y será vuestra protección en los momentos de oscuridad física y espiritual. Y no me confundáis con un hombre ¿acaso no sabéis que estoy viendo vuestros corazones o creéis que estando de rodillas y con las cabezas inclinadas no leo en vuestra alma, qué sois, y a cuánto habéis llegado? Esforzáos por progresar, esforzáos por avanzar en el camino de la santidad, no importa quién se os oponga, si vuestra Madre y Yo estamos de vuestro lado, y sobre todo, no hundáis en el fango a vuestros hermanos, ayudadlos a surgir, no habléis unos de otros sin caridad ni reprendáis si no cumplís vosotros el doble primero, aún así, con prudencia y amor, nadie es maestro: Maestro soy Yo; pero actuad entre ustedes como buenos hermanos. Y no elijáis vosotros a mis seguidores, dejad que quién los elija y llame sea Yo, ¿acaso no creéis que puedo hacerlo?
Ovejas mías, sé bien de vuestros problemas y dificultades, pero no os ceguéis por el dolor. Sabed que hay cosas trascendentes de mucha importancia en las cuales debéis intervenir con vuestra oración, con vuestros sacrificios, con vuestra entrega. Muchos quieren ser profetas, pero esta es la hora de los mártires, mártires en cada día, ofreciendo el trabajo como sacrificio, ofreciendo el cansancio y la enfermedad, la incomprensión, los problemas. Mártires, así entregados a mi Palabra y confiados a mi Voluntad. Ya no serán las fieras salvajes que harán presa de vosotros mas deberéis luchar contra otras fieras mucho peores, aquellos demonios que os despedazarán el corazón con sus tentaciones, así os quiero, mártires para gloria de la Iglesia; así nació y así debe renacer la Iglesia, con almas que se ofrezcan en silencio a sufrir y a amar, a orar y esperar, a perseverar hasta el fin, muchos o pocos, Yo os daré la gracia, poned voluntad y dejad vuestros problemas temporales en mis manos, Yo me ocuparé de vuestros enfermos, ¿lo creéis? si tenéis fe, así lo haré.
Recibid la bendición de Quién os ama y os reserva un lugar de preferencia a su lado.
No cesará de surgir mi Palabra entre vosotros hasta que esté completo el número de los llamados, elegidos a mi servicio. Vosotros sois mi ejército fiel, luchad por la verdad, luchad contra el mal en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La misericordia del Señor es infinita mas su Justicia no le va en zaga, no lo olvidéis si queréis conocerme verdaderamente. Tened paz, con vosotros estoy.

Lectura: Romanos, Cap. 15, Vers. 30 al 33.





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