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Edición Nro. 5

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LLAMÁOS FELICES
POR OIR LA VOZ DEL QUE LLAMA

BAHÍA BLANCA, 6 de diciembre de 1987
CENÁCULO MARÍA LLENA DE GRACIA

Dice el Señor que da una bendición especial a sus hijas consagradas que están aquí presentes hoy como premio a sus oraciones fervientes y que serán portadoras de su misericordia hacia sus hermanas.
El Señor va a poner su nombre a este lugar y dice que se tiene que llamar “María, llena de gracia” porque el que quiera alcanzar la plenitud en la gracia, debe acercarse a mí, dice el Señor, a través de mi Madre.
Dice que va a decir algo de esta ciudad. El Señor ve gente que está muy despreocupada en esta ciudad por las cosas de Dios y que los que están trabajando para su Iglesia deben redoblar sus esfuerzos, pero que por eso también el Señor ha puesto aquí trabajadores con mucho mayor fervor y empeño que en otros lugares, porque la tarea es más ardua. Si, pero que está muy conforme con el resultado de esta visita que hemos realizado aquí, pues Él mismo lo ha indicado ya al dar los nombres muy especiales a los dos cenáculos. Indica el Señor que Él va a decir cuando tenemos que volver a venir, y que para esa vez, quiere visitar tres lugares nuevos pero que todavía falta.
Dice el Señor que aunque no entiendan cómo ni porqué el Señor está hablando y viene a buscar a ustedes con toda su misericordia y su amor antes que sea la hora de la Justicia, porque la Justicia Divina no se va a detener frente a nada y pagará a cada uno según sus pecados y sus iniquidades a sus ojos y eso es terrible. Aquí, dice el Señor, habrá un buen número de rescatados, pero se puede acrecentar, si se hacen mayores sacrificios y mayores oraciones, mayores penitencias y se reaviva el fuego de la piedad. Recomienda el Señor la lectura de su Palabra en los hogares que aconsejemos a todos la lectura de la Palabra en los hogares, que lean el Evangelio, que lean la Biblia, a través de ese medio Él habla continuamente a todos.
Dice el Señor:
No es poco lo que haré por ustedes si seguís poniendo el fervor que habéis puesto hasta ahora pues vuestro Señor nunca abandona a sus siervos fieles.
Llamáos felices, llamáos felices por oír la voz del que llama, llamáos felices por oír la voz del que viene a recoger su rebaño, a juntar sus corderos, a apacentarlos, a sanarlos, a asistirlos. Llamáos felices por estar signados con el signo de la cruz que es mi signo y el de mis seguidores. Llamáos felices pues muchos ignoran lo que vosotros sabéis y muchos desprecian lo que vosotros amáis, y eso es lo que vale, lo que viene del Señor. Llamáos felices y alegráos, pero tened conciencia del compromiso de saber más que el resto, pues saber más, implica hacer más y trabajar más sobre vuestra propia conversión. Dejad de lado los intereses particulares egoístas y mezquinos, dejad de lado. Yo haré en vosotros un trabajo a pleno si os entregáis. Y recordad, él lo ha dicho y Yo lo digo, deseo hacer conocer la Devoción a mi Divina Misericordia, tabla de salvación en estos Últimos Tiempos, orad por ello y trabajad por ello vosotros. Yo os premiaré con triunfos enormemente importantes en el orden espiritual y también material. Aquél que todo lo ve está aquí y os ve y os ama y os espera y mi Madre os consolará en las tribulaciones necesarias para vuestra purificación. Ofreced a Ella vuestros sacrificios para ser presentados al Padre Celestial en ofrenda por expiación.
La humanidad pecadora se hunde y se hunde, la humanidad vive sin Dios. Vivid vosotros por mí, vivid vosotros para mí y Yo os daré la auténtica vida, la que nunca acaba, la que nadie podrá quitaros, pues lo que el Señor da nadie quita.
Quedad en paz y orad, mis hijos. Luego os bendeciré.
No dejéis que las preocupaciones de cada día os obnubilen en vuestra visión del mundo con los ojos de la fe. Tened paz.

Lectura: San Juan, Cap. 12, Vers. 44 al 50.

Señor, para que tu Madre bendiga, para dejar como alianza, como pacto, como sello de nuestra visita aquí, estos pétalos benditos para el trabajo con enfermos como me lo dijiste recién, Señor, dígnate dar tu bendición sobre esto.
Ya ha dado la bendición el Señor y ha dejado también la bendición en esta flor para que se haga el trabajo con los enfermos, con estos pétalos benditos en una forma especial para las sanaciones.
Son custodio, dice el Señor, de los cenáculos, de los dos que hay fundados hasta ahora por Brote Nuevo. Que deben ser dados y reintegrados luego en partes iguales para los dos y que ellos los distribuyan donde los necesiten.
Va a bendecir el Señor a todos los que estamos aquí ahora. Y dice el Señor que recen mucho porque lo que viene para el mundo va a ser muy duro. Que contemos con su Protección, pero debemos entregarnos y consagrarnos a su Madre y a Él.
Os bendice el Señor Creador y Padre vuestro, recibid paz y salud en abundancia según vuestra fe, en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Volved en paz a vuestros hogares y sed portadores de mi gracia. Paz con ustedes.





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