CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 2

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





VOSOTROS ELEGÍS AHORA:
CONMIGO O CONTRA MÍ

La Plata, 5 de febrero de 1988
Cenáculo Nuestra Señora de todas las gracias

Que la paz, dice el Señor, esté con cada uno de ustedes.
Y llegará el día, dice el Señor, en que a ustedes vendré con toda la fuerza y esplendor de mi gloria y os pediré cuentas a cada uno, personalmente, ¿qué hallaré en vuestras almas entonces?, mirad que el día se acerca y la hora es próxima, mirad que la Justicia avanza.
Vosotros os habéis encerrado egoístamente en vuestros cuerpos y habéis clausurado las entradas a vuestro corazón y vivís sintiendo y para sentir, gozando y para gozar, deseando cosas mundanas, que os llenan de mayor egoísmo y orgullo, os llenan de sarcasmo hacia las cosas sagradas, os llenan de indiferencia frente a vuestro mismo Dios. Ved que toda esta suciedad pronto será aniquilada de mi presencia.
Estoy hoy ante dos alternativas, quitar esta humanidad pecadora de la faz de la tierra o prolongar mi misericordia por un tiempo para que volváis algunos a mí, lo segundo es lo que haré, pero no os confiéis en vuestra seguridad mundana, el único que está seguro es aquél que está junto a mí, mejor dicho adherido a mí. Y vosotros elegís ahora, conmigo o contra mí, en mi casa o en la del enemigo, a mi mesa o a la del maligno, con quién compartáis vuestros gustos compartiréis la eternidad; si conmigo os diré: venid, benditos de mi Padre, sentáos aquí en mi trono; si con el enemigo os diré: apartáos de mí, orgullosos, soberbios, pecadores. No acabaré aún de llamaros ni dejaré de enviaros personas con mis palabras en su boca, porque todos los medios serán usados, amor, misericordia, llamados dolorosos, todo se usará para ayudaros a volver, pero no os quejéis de que os falto, hijos, sabed reconocer mi presencia y si el enemigo está inquieto, es porque es verdad que estoy aquí, mas no temáis, al lado de vuestro Señor, nada puede dañaros. A ti te llamo hoy por primera vez, y a ti, y a todos, y cada día, cada llamado, cada vez es la primera, porque retrocedéis de una forma terrible con vuestros pecados y necesitáis reponeros nuevamente; cada vez, es como la primer vez.
Piedad y misericordia daré a vosotros ahora, piedad y misericordia y paz, pero no abuséis, el tiempo sigue su marcha y la Justicia asoma, no falta mucho hijos para nuestro encuentro final. Os doy la paz, os dejo mi paz y os bendeciré especialmente ahora, a todos aquellos enfermos que estén aquí también, recibid lo que abunda en el Señor, amor. Va a bendecir el Señor a todos los objetos piadosos. Dice el Señor que no está conforme, porque no se han realizado los trabajos que el encomendó con el suficiente empeño y que espera que las próximas veces en que se nos confíen tareas se realicen con mayor efectividad de lo contrario disminuyen sensiblemente las gracias para nosotros y para nuestros hermanos. Pero sabed también, dice el Señor, que ningún sacrificio ha sido en vano.
Va a dar la bendición el Señor de todos los objetos.
Pide el Señor que sigamos apoyando con nuestras oraciones, dice que El está trabajando mucho sobre esta ciudad1 y que la va hacer florecer, si estamos decididos a ayudarle y si nos ponemos a su servicio.
Bendice el Señor ahora, a todos vosotros que os habéis reunido aquí, sabed que no os deseo conmigo por curiosidad, ni por interés, os deseo a mi lado por amor y por deseo de servicio a vuestro Dios, esa vocación es la que debe primar en vosotros. Servicio y humildad frente a vuestro Dios y entre vosotros, conservad lo dicho, practicad lo que os he enseñado, la bendición descienda sobre vosotros y obtengáis la paz y la salud necesaria, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Aceptad con resignación y amor vuestras pruebas y dolores, cuando estéis en el Reino os daréis cuenta del enorme valor que ellos tienen para vuestra alma, sed puros y seréis siempre míos. Id en paz.

Lectura: Apocalipsis, Cap. 1, Vers. 7 y 8.


1 La Plata, Provincia de Buenos Aires.




ANTERIOR     |     SIGUIENTE