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DIGO A AQUELLOS QUE MIENTEN,
FÁTIMA AÚN ESTA VIGENTE
Y TODAS MIS APARICIONES TAMBIÉN

13 de mayo de 1987

Habla San Juan: si no hubiera querido que entendiesen, para qué habría escrito, ¿verdad?, pero como deseaba que entendieran he escrito con claridad para ustedes, pequeños amores del amor grande, que es Dios.
Habla él, habla el preferido, el pequeño, soy Juan, mi voz se presenta solo en esta oportunidad para darles ánimo, soy Juan de Dios, Juan de Jesús, soy Juan de María, siempre niño en sus brazos. Amense y el Señor los amará. También les doy la paz en nombre del que ha resucitado y vive por siempre en los Cielos.
Hoy aquí entre ustedes soy símbolo de pureza y virginidad al lado de mi Madre, así deberéis ser vosotros, pequeñitos, para poder llegar a ser grandes en el Reino. Esperad con confianza pues la Madre os reserva hermosuras para hoy.
Durante el segundo misterio el Señor responde a algunas preguntas particulares de los presentes.
Dice el Señor, hoy volveré a marcar a todos, recuerden, mi señal compromete, quiero comprometerlos por el bien y para el bien de sus almas. Al final el Señor marcará a todos, sus tres Arcángeles ya están entre ustedes para cumplir sus órdenes, al terminar Miguel Arcángel marcará a los de la derecha, Rafael a los de la izquierda y Gabriel a los de detrás mío, la señal es señal de Dios y como señal de Dios es indeleble.
También la niñita que duerme será marcada, su señal será hecha personalmente por la Santísima Madre.
Luego irán ellos a marcar también a los que en nombre de este mensaje han estado orando y pidiendo, enfermos, necesitados, dolidos, apóstoles, todos llevarán su marca indeleble.
Jesús aclara que su Madre hablará al final del misterio para dirigirnos una llamada urgente. La Virgen está bendiciendo ahora: Bendito seas tú en primer lugar, hijo, que escuchas, y todos los que están aquí, dice la Madre de Dios. Oíd todos, hijos míos, mi Hijo ha tenido un precursor que fue Juan el Bautista, Yo soy ahora la precursora y vengo a anunciarles el retorno de mi Hijo, ya no como Redentor sino como justo Juez. Revertid vuestra conducta pronto o esta Madre continuará derramando lágrimas por toda la eternidad.
Digo a aquellos que mienten, Fátima aún esta vigente y todas mis apariciones también. Dice la Madre: aprovechan de la suavidad de mis llamadas para no cumplirlas, pero mi Hijo desea hacerme respetar, con vara firme, pues Él sabe quién soy y como soy con ustedes y ustedes aún ignoran mi amor, amores míos.
Ojalá fueseis todos Lucías, Jacintas y Franciscos para mí,1 se van, se van y se van cada vez más lejos.2 No seáis irresponsables, no destruyáis los puentes que he tendido hacia vosotros. No sintáis tristeza por vosotros, pues vosotros escucháis, pero hay otros que no escuchan y precisan de vosotros. ¡Ay, ¿cómo llegaré a pedirles?! Aún mi voz se alza, tened fe, hijos, uníos a mí, soy mujer, pero mis manos son firmes. Yo bordaré en vuestros corazones la cruz de Cristo, indeleble, y veréis como arde la llama de Jesús. Precursora soy en todos los trabajos de mi Hijo, hoy dejaré solo estas palabras, como dije en Caná de Galilea, haced todo lo que Él os diga. Dice la Madre que probablemente sea esta una de las pocas veces en que Ella nos dé su palabra, pues en este lugar está el Señor haciendo su trabajo Él personalmente.
Si oramos mucho, tal vez el día de la Ascensión3 podamos volver a oirla.
Dice el Señor que mientras recemos el último misterio en honor a su Santísima Madre, los arcángeles pasarán a marcar la frente de todos los que estamos aquí. Dice que los pasos son lentos pero seguros, pues marchan sobre la roca, la roca que soy Yo mismo, dice Jesús.
Roca y piedra, Pedro, aquí está tu roca.


1 Llora abundantemente.
2 Llanto y gemido de la Virgen al ver que sus hijos se van al Infierno.
3 31 de mayo.




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