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NO RECHACEN EL DOLOR PUES VIENE
TAMBIÉN DE MÍ PARA VUESTRA SANTIDAD

24 de julio de 1987
Cenáculo María Auxilio de los Cristianos

Dice el Señor que se muestra en este lugar su presencia tan fuerte, como aquí hace mucha falta este centro se llama “María Auxilio de los Cristianos”. Aquí recurrirán los que necesiten de mis gracias y así concederé en abundancia al que ore y pida y se incline sobre la tierra, esperándome en su corazón. Confirmo hoy, dice el Señor, el poder de intercesión de estas manos sobre los enfermos, frente a ustedes, testigos de esta promesa, si recurren a ellas con fe, sanarán.
Es por tu pregunta, dentro de poco van a haber algunas noticias importantes, dice el Señor, acerca de los caminos que va tomando esta Obra, pues mientras nosotros aquí oramos, Él va abriendo corazones en otros lugares y puertas y casas y Centros y sobreabundará la gracia en los lugares que antes fueron más pervertidos, pues si creen que esto decae, aún no ha comenzado. Recién, dice el Señor, nos hemos sentado a trazar el plano, pero la Obra no ha sido aún construída. Ustedes han sido a llamados a trabajar en las bases, verán que arquitecto es vuestro Señor.
No rechacen el dolor pues viene también de mí para vuestra santidad, esto acrecentará vuestras posibilidades de crecimiento. Sed concientes de que esta humanidad pende de un cabello, a punto de desbarrancarse en el fondo de un abismo.
Orad más, pedid más, actuad más, predicad con vuestro ejemplo introducid vuestras vidas en mi corazón, y desde ustedes mis hijos, irradiaré al mundo mi amor misericordioso que nunca se apaga.
Dice el Señor que pronto tenemos que organizar la oración y la reunión con los enfermos que ya había pedido para que pueda imponerles las manos a todos y puedan, a través de las manos, muchos, recuperar la salud, pero sobre todo recuperar el equilibro espiritual.
Para los que dudáis, dice el Señor, sabed que no va y viene una mosca en el aire, sin que mis ojos la vean, hasta sus entrañas, cuanto más a ustedes, ovejas descarriadas, que deseáis recuperar vuestro antiguo corral os traspasarán mis miradas de amor. Descansad plenamente en el Señor que es único descanso para las almas intranquilas, vivid plenamente en vuestro Dios, que es fuente de vida para todos los seres.
¿Queréis prodigios y milagros?, miraos ahora, ¿no es acaso un milagro que estéis aquí?, ¿no es acaso un prodigio, que personas tan diferentes, se unan y se sientan tan familiares?, ved con los verdaderos ojos, los ojos del alma; oíd con los oídos verdaderos, con los oídos de la fe, solo así podréis ser solamente míos.
Continuemos la oración...

Lecturas: Jeremías, Cap. 49, Vers. 7; Oseas, Cap. 3, Vers. 1.

Meditad ahora en el último misterio, el enorme dolor que vuestro Dios, hecho hombre ha aceptado por ustedes. Os invito a compartir este lugar elevado y doloroso pero que termina en gloria. No hay seguidor mío, que no cargue con mi propia cruz, no hay apóstol mío que no beba mi propio cáliz de una u otra forma, no hay elegido que no deba sufrir el peso del mundo sobre sí. Meditad, hijos, meditad, este último misterio encierra también vuestro destino, si os habéis decidido a estar de mi lado. Pero sabed también que la Madre, Madre Dolorosa, no os abandonará.
Haced retornar la piedad a vuestros actos litúrgicos y oraciones. Orad y enseñad a orar a otros, pues un gran tesoro le aguarda a aquél que pone su empeño en guiar a sus pobres hermanos hacia el Señor.
Confío en vuestros sacrificios y plegarias, confío en que no defraudaréis, como el resto, mis esperanzas. Confío en que vuestras miserias no serán mayores que vuestra voluntad por vencerlas, si confiáis en mí en vosotros confiaré y lo que otros no tienen, vosotros tendréis en abundancia, y lo que otros no encuentran, vosotros ni tendréis necesidad de buscarlo pues ya estará siempre con ustedes. Os prometo mi gracia y mi luz si os volcáis a mi servicio. Seguid orando.
El Señor repite que volvamos a hacer una lista oficial con los nombres de los cenáculos y que en el momento de rezar, los días viernes, se mencionen como intención todos ellos, para pedir que sean fortalecidos. Donde Él va está la Virgen y aquí queda el ángel como lo prometíó, que acudan a él en las necesidades y que atraigan a otros hasta aquí pues la alabanza aquí será continua.
Dice el Señor que esta semana acrecentad la frecuencia de sacramentos, en especial la eucaristía y la santa misa.
Que continuen el trabajo iniciado con los niños también esta semana1 pues en agosto y septiembre van a ser días de gran lucha y mucho temor.
Dice el Señor que nos enviará a nuestros hermanos que aún por ese temor recurrirán a vosotros y debemos estar firmes para auxiliarlos en esos días. Va a bendecir el Señor ahora a los objetos y a las personas a la vez.
Dice el Señor: Yo os bendeciré y os fortificaré, recurrid a mí siempre y en toda ocasión y nunca os faltaré, hasta vuestro último aliento.
Está bendiciendo el Señor, levanta su mano derecha y bendice ahora y apoya la palma derecha y hace la señal de la cruz con el dedo sobre todos los objetos que estan aquí.
La Virgen, la Madre, está ahí, pone las dos manos, impone las manos a los objetos así y los acerca a su rostro y apoya su mejilla así. Si Señor, ¿por qué tanto?, dice que todo esto es para ustedes porque son buenos seguidores.
Dice el Señor que no importa si fallan, pero que intenten, eso es lo que le agrada, que intenten, que pongan todas sus fuerzas y no desesperen.
Gracias Madrecita, Vos siempre nos salvás.
Dice que en el próximo nuevo cenáculo va a venir Ella también y va a traer a tres ángeles, uno lo va a dejar y dos vuelven con Ella, pero cuando vayamos a la oración recién nos va a decir porque vienen tres en el próximo cenáculo y que les va a hacer hacer a cada uno.
Va a bendecir el Señor Jesús a través de esta mano que Él mismo ha consagrado a su servicio, bendice a todos los presentes: Paz y gracias en abundancia según la medida de vuestra fe. Yo os bendigo para que permanezcáis unidos a mí en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que vuestro sol interior no se apague por dudas, alimentadlo, pues ese sol es la verdad y el camino, ese sol soy Yo.
Descansad, llevad la paz y mi amor, no os dejéis apartar de mi lado.


1 un avemaría.




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