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ALGUNOS DEFECTOS QUE COMETEMOS
EN NUESTRAS ORACIONES

14 de junio de 1987

Quiere el Señor señalar, explicar y corregir algunos defectos que cometemos en nuestras oraciones. Hay, dice Jesús, una diferencia grande entre pensar y meditar, el pensamiento es un ejercicio puramente mental, en tanto que la meditación va acompañada de un ejercicio del alma que va haciendo penetrar en sí misma lo que la meditación lleva, cuando se nos pide meditar sobre algo, el ejercicio comienza con un pensamiento pero enseguida debemos transladarlo al alma y profundizar más y más, a veces en un pequeño párrafo, a veces en una pequeña parte del misterio y no quedarnos solamente en la imagen, sino introducirnos a fondo en el espíritu de esa meditación y utilizarla para corregir a nuestras actitudes.
Quiero que ustedes, hagan bien sus meditaciones con el Santo Rosario y lo aprovechen con el alma, con el alma, esto servirá, dice el Señor, para que cada día sus reuniones de oración se enriquezcan más.
Dice que los que no entienden mucho, no tienen que ponerse a hablar demasiado y discutir, porque esas discusiones, dan lugar a resentimientos, a veces aún por cosas de Dios y que todos sepan ubicarse en su lugar y por la actitud personal de cada uno se van a dar cuenta quién puede hablar y quién no de cada cosa, y que aprendamos a callar a tiempo, que esa es una virtud muy grande, mas nunca guardar silencio frente a los ataques, pero sí, reservar una palabra para evitar una discusión. Debemos defender la verdad, pero con caridad, que es para todos lo que está diciendo, que nadie está fuera del límite, están todos dentro de lo que Él está diciendo, ahora para todos generalmente y para los que van a escuchar también, porque esto es algo que dice Él, va contra los malos hábitos que tienen las personas todas, por eso Él corrige a todos a la vez, en general, que sepa cada uno hacerlo particularmente.

Lectura: San Marcos, Cap. 14, Vers. 32 al 38.

Dice el Señor que estamos desaprovechando nuestros días sabiendo que el día que ha pasado no vuelve atrás, qué poco lugar ocupa aún Dios en nuestros días, tenemos que ir aumentando los momentos de contacto con Él dedicándole cada cosa que hagamos, solo así aprenderemos que Él está siempre con nosotros. Y esta paz será transladada a cada uno de los que me recuerdan y me entregan todo en cada instante, porque el fruto de la unión con su Señor es la paz.
A los inseguros daré abrigo, a los débiles apoyo, a los fuertes les indicaré nuevos caminos para que lleven a otros en pos de mí. Dice que dejen que Él se ocupe del trabajo de esta Obra y que nosotros nos ocuparemos de ayudarlo en las oraciones, en el amor al hermano, y en el ejemplo de la fe, y que cualquiera que nos vea debe saber que pertenecemos al Señor.
Dice el Señor que en esas formas de vestirse tan raras, que de dónde las han aprendido, si Él alguna vez les ha dicho que lo hicieran así, que ¿porqué van al templo así, escandalosamente?, ¿que no saben el pecado que producen entre los que están ahí?, que no saben, no ven a la Virgen como está siempre con decencia, con recato, ¿por qué tanto se preocupan de lo que se ve por afuera?, que eso no sirve para nada y que vale el contenido de las almas, que el cuerpo no debe ser motivo de ostentación y que las modas al Señor le disgustan porque son caprichos humanos que no tienen base en ninguna de sus palabras, que, ojo, con ultrajar sus cuerpos con modas raras porque todo va a pasar por la prueba y veremos que se responde entonces. Hay algunos que van a decir que no sabían, pero que ahora saben, y que esto está desde siempre, pero que se han como olvidado, porque ese otro1 es el que quiere oscurecer todo, que sigamos con la oración.
Estos objetos, que sean benditos por ti para que lleven algo tuyo, Señor, y que puedan recordar a cada momento que tú los amas y tú los acompañas. Dice el Señor que recuerden al acercarse a los enfermos que también ese es el motivo de las bendiciones y llevárselos para que tengan sobre ellos un efecto magnífico.
Dejad ya de trazar vuestros humanos planes personales pues Yo llevaré la barca2 al puerto que desee pero el acceso a ella es libre. La bendición en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
La lectura de su Palabra, dice el Señor, nos ha ayudado también para acrecentar nuestra espiritualidad.
Ahora va bendiciendo aunque ya lo hizo a través del padre,3 porque esas bendiciones son las que Él da siempre a través de sus ministros, que hoy solamente va a completar con el deseo de la paz para cada uno de nosotros y para aquellos a los que la llevemos también.
Recibid la paz en vuestros corazones, dice el Señor, y que ella os acompañe en vuestra empresa de servirle sin desvío, descienda sobre ustedes la paz de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Pide que en esta semana recemos, todos los días, a las doce en punto, una salve a la Santísima Madre de Dios que tanto está intercediendo por este país, que respeten y no olviden ninguno de sus pedidos.


1 el demonio.
2 se refiere a esta Obra.
3 sacerdote presente.




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