Edición Nro. 46
LA CORRIENTE DEL MUNDO
18 de enero de 2008
El demonio agitador ha acabado su tarea recorriendo el mundo y ahora el enemigo de las almas y su ejército se apresta para una tarea inmensa a nivel mundial de cacería de almas. Sabe que el terreno le es propicio y que el hombre, alejado de mí, es presa fácil. Por eso es necesario oponerse con todas las armas que yo mismo he puesto en vuestras manos. Tenéis, además, quién os dirija con mano firme, quién luchará con y por ustedes en todo momento y en cualquier lugar, ante cualquier enemigo. Mas necesita vuestro apoyo, vuestra oración, vuestro sacrificio, vuestra obediencia, vuestro respeto. No seáis vosotros mismos los que acabáis con su fuerza. Sed seguidores fieles, combatientes, que saben seguir sus huellas aún en los momentos más difíciles. Yo los guiaré a través de él, mas no lo dejéis solo en su misión. ¿Cómo llamaré al soldado que rehuye la batalla sino “cobarde”? ¿Cómo hablaré de aquel soldado que se vuelve amistoso con el enemigo sino traidor; ¿Qué se dirá de aquel soldado que solo se ocupa de su propia salvación? Decidid vuestra conducta mirando a vuestro guía. Estando a su lado, nada temáis porque Yo le he dado poder de intercesión para que me alcance vuestros pedidos; poder de liberación para que rompa las cadenas que os atan al mal; poder de sanación para que os alivie de vuestros dolores físicos y espirituales; el don de consejo para que sepa dirigiros oportunamente… y más… Tanto, que os asombraríais de mi bondad con él y con vosotros. Mas yo, el Señor, he querido establecer aquí la fortaleza de mi misericordia y no puedo oponer al enemigo una fuerza débil. También mis ángeles están aquí para luchar a vuestro lado. Nada temáis: solo evitad que os lleve la corriente del mundo, las tentaciones de la carne, las falsedades del enemigo mortal. No os importe tanto los caídos como aquellos que aún continúan a vuestro lado y no perdáis nunca de vista a vuestro guía. No os asombréis, pues, de que aún no me haya retirado, pues tengo mucho por deciros y mucho os diré si dáis a conocer prontamente mis palabras, pues estas no son solamente para vosotros sino para el mundo entero.
Tened paz. Yo os bendigo si vuestro corazón está libre de toda maldad, limpio en todas sus intenciones, sin sombra ni mancha, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: Amén).
Id al mundo, no seáis del mundo, venced al mundo y seréis míos. Paz.
Lectura: Tito, Cap. 2, Vers. 1 al 11.
EL BUEN PASTOR
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS
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