23 de abril de 2004
El Agitador continúa su tarea con éxito llevando a la humanidad tras de sí y vosotros, mis apóstoles, aún dormís. El mundo necesita conocerme y vosotros debéis hacerme conocer con vuestras obras y sacrificios, con vuestras palabras y consuelos, con vuestra voluntad rendida frente a mis deseos, pues la voz que puede mover montañas no puede forzar vuestro corazón.
Entregaos de una vez y por siempre a mi servicio y obtendréis lo necesario para vuestra salvación y la de vuestros hermanos.
Poco tiempo queda ya, poco tiempo, ovejas de mi grey, vosotros también lo sabéis.
Estáis sintiendo la fuerza de un ataque sin igual, el mal todo lo invade y todo quiere cubrirlo con su oscuridad y frío, no permitáis que sea así en vuestras vidas. Abandonad la tibieza, marchad con los ojos puestos en Mí.
Recibid mi bendición, los corazones limpios y dispuestos a la batalla en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: "Amén").
Recordad que vuestra principal lucha es contra vuestros defectos. Paz.
Lectura: San Juan, Cap. 3, Vers. 22 al 35.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS