QUE NOS DESEAN EL MAL
7 de abril del 2000 | Primer Viernes de mes
Estáis viviendo tiempos de gran trabajo por parte de los demonios opresores; ellos persiguen a la humanidad entera, obsesionándola, llenando sus corazones con desesperación, oscuridad, malos pensamientos, ira, inseguridad, aplastan los restos de fe que en ellos encuentran y los guían a una desesperación casi incontrolable. Todos podéis sentir el trabajo de estos malvados enemigos del Señor.
Vuestra defensa segura es la confesión, el diálogo y el perdón. La confesión, para que el Señor os libre; el diálogo, para encontrar luz en las relaciones con los demás; y el perdón, cuando se han producido heridas durante esa relación.
No os dejéis atrapar por la red de los opresores: ellos os llevarán al fondo más oscuro, desde donde no podréis salir con facilidad. No abráis la puerta indiscriminadamente a sus malas intenciones, ni oigáis sus continuos murmullos en vuestros oídos. ¡Sed soldados! ¡Luchad!
Tened paz. Recibid mi bendición, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Solo quienes son amigos del Señor pueden estar junto al Señor. Paz.
Lectura: Jeremías, Cap. 33, Vers. 14 al 26.
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