15 de enero de 1999
Cercano está el momento de la Gran Señal, aquella señal inconfundible, que para muchos será aviso y para otros castigo. Aquella señal que os llamará a estar alertas, porque entraréis en el último tramo de vuestro camino hacia la Batalla Final.
La señal, la Gran Señal, será inconfundible para vosotros y para toda la humanidad. Dirá el ángel: «Ya no hay tiempo». Quién ha llegado hasta allí sin conversión, no la obtendrá luego, pues inmediato es el castigo. La paciencia de vuestro Señor llegará así a su límite, y su ira se derramará sobre la humanidad pecadora e impenitente.
Meditad. Meditad y poned en práctica mis enseñanzas para que muchos vean en la Gran Señal una señal de esperanza y no de castigo, una señal que les abra las puertas de mi Reino, y no las del Fuego Eterno. Yo os bendigo, tened paz. Que no se turben vuestros corazones, y si así es, trabajad más en vuestra conversión para obtener esta paz, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”). Siguiendo mi camino, en compañía de mi Madre, nada debéis temer. Paz.
Lectura: San Mateo, Cap. 27, Vers. 51 al 56.
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