18 de septiembre de 1998
Listo está mi brazo para castigar a esta generación impura y soberbia. Pronta está mi mano para ejecutar mis juicios; mi ira, para descargarse sobre aquellos que aprovechan mi misericordia y bondad para burlarse de mí. Pues he utilizado diversos medios, he enviado numerosos avisos, he practicado una paciencia infinita y todo ha sido para agrandar aún más el abismo entre los hombres y Yo. Por eso, no mucho más esperaré. Estoy ya recogiendo a mis ovejas antes que la tempestad alcance a todo el mundo, antes de que tiemble la humanidad entera bajo elpoder de Dios y reconozca que ha elegido el camino equivocado.
Si estoy a las puertas de los corazones y os llamo, responded con prontitud, pues la oportunidad puede ser la última. No elijáis un camino de soledad: caminad conmigo. Yo os haré compañía, os daré protección; nunca estaréis solos y a nada deberéis temer. Venid, pues, conmigo los limpios de corazón, los verdaderos seguidores del Señor en espíritu y en verdad.
Recibid y aprovechad mi bendición para que vuestra conversión sea profunda y verdadera, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”). Os he advertido para que estéis alertas y ayudéis a otros a salvarse. Paz.
Lectura: Proverbios, Cap. 21, Vers. 18 al 31.
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