PIDIENDO CONSUELO
15 de agosto de 1997
La humanidad entera clama al Cielo pidiendo consuelo, y vosotros sois los elegidos para dar ese consuelo en mi nombre: pues los necesitados desean ser escuchados, y vosotros debéis ser mis oídos; los pobres desean ser asistidos, y vosotros debéis ser mis manos; los moribundos necesitan mi gracia, y vosotros debéis acercársela. Cómo, cuándo y dónde... lo sabréis a cada instante. Mas nunca se os olvide que vosotros sois los portadores del consuelo, el alivio, la mano de Dios. Pues el hombre sin consuelo desespera y perdida la esperanza es fácil presa del enemigo.
Intentad cada día consolar aunque no seáis consolados porque así estaréis ganando muchas almas para el Reino.
Yo os bendigo, sed un bálsamo para las heridas de la humanidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Todo aquél que egoístamente se preocupe de cumplir lo mínimo indispensable, prontamente se arruinará y su caída será inevitable. Paz.
Lectura: II Corintios, Cap. 1, Vers. 3 al 11.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS