28 de junio de 1996
No os dejéis cuestionar por aquellos que no pertenecen a mi Obra, ni permitáis que deseen imponeros una forma de proceder contraria a la que yo os he enseñado. No prestéis atención a quienes os aconsejan menor rigor en las penitencias porque intentan conduciros a la tibieza espiritual que os llevará a la pérdida de la fe. No escuchéis las voces de los enviados de Satanás porque si así lo hacéis caeréis en sus garras.
Insistid en vuestra conversión permanentemente, mortificaos, buscad ganar en humildad a través de la obediencia inmediata, sincera, exterior e interior, que os lleva a elevaros hacia mí. Sed perfectos y no admitáis a quienes desean convenceros de que ya habéis hecho lo suficiente, ya estáis en el camino, ya habéis alcanzado la conversión; pues si es verdad que habéis comenzado el camino... la meta está aún lejos y hay mucho por andar. Seguid mis pasos y no los de los malos consejeros que por verse incapaces de cumplir intentan poner en vosotros su misma mala voluntad.
Tened paz. Yo he dado la voz a esta Obra y la voz seguirá hablando cuantas veces sea necesario y contra todo aquél que se oponga a la salvación de las almas.
Recibid la bendición, abrid vuestros corazones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Espíritu de impureza ronda cercano: no lo dejéis entrar. Paz.
Lectura: San Mateo, Cap. 7, Vers. 15 al 27.
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