12 de abril de 1996
¡Venid... Venid... Venid a mí todos! Si estáis tristes, yo os alegraré; si estáis agobiados, yo os haré descansar sobre mi hombro; si estáis necesitados, yo os colmaré de dones. Pedid con confianza, pues viniendo a mí, venís a las fuentes de las gracias y nada será negado a quién confiando en mí implore mi ayuda.
¡Venid vosotros, ancianos! yo os daré fortaleza. ¡Venid, jóvenes! y os daré una vida próspera en virtudes. ¡Venid, niños! Yo guardaré vuestra pureza. ¡Venid!... ¡Venid!... ¡Venid todos!... Yo, el Señor, os llamo para que conozcáis lo grande de mi misericordia, lo profundo de mi amor.
No dudéis ni esperéis más. ¡Venid!... ¡Venid!... ¡Venid a mí!, y os estrecharé en mis brazos, y abriré los tesoros de mi corazón para vosotros.
Tened paz y recibid mi bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Bendito aquél que conociendo el camino no lo abandona, porque yo caminaré junto a él siempre y lo guiaré al Reino.
Paz a los corazones decididos.
Lectura: San Juan, Cap. 3, Vers. 22 al 36.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS