CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 40

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





NUEVAMENTE SOY CONDENADO
POR ESTE MUNDO
A LA CRUZ DE LA INDIFERENCIA

3 de marzo de 1995   |   Primer Viernes de mes

Mi paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Debéis saber que hoy como antes vuestro Señor es condenado a muerte, no ya clavando su cuerpo en una cruz, sino a través de la indiferencia frente a su amor, pues esta indiferencia ovejas mías, lleva al mundo a la insensibilidad frente a mis ruegos y pedidos, y aún, frente a las amenazas de mi Justicia. La indiferencia entibia los corazones de los hombres a tal punto que se horroriza mi vista al colocarse sobre ellos.
Por eso vosotros sois los enviados del fuego, ese fuego del Espíritu Santo que debe arder en los corazones de cada uno de aquellos que desean salvarse, y solo lo lograréis si primero ese fuego arde en vuestro interior, con toda su fuerza y con toda su humildad. Pues un fuego descontrolado produce daños a través de incendios e innumerables pérdidas; mas aquel fuego, puesto bajo un debido control, produce calor frente al frío y es útil en todo momento, para la cocción de alimentos y para infinidad de trabajos del hombre.
Evitad el descontrol en vuestra vida, dejad que el Espíritu os lleve, mas mantened sujetos vuestros espíritus a vuestra forma de vivir, para no escandalizar a aquellos que nada entienden de esta relación. Yo os garantizo que lograréis más frutos a través de la obediencia que a través de un atrevimiento excesivo en las obras de apostolado.
Nuevamente soy condenado por este mundo a la cruz de la indiferencia, mas vosotros podéis rescatarme ahora, haciéndome presente al mundo. Sed mis manos, mis ojos, mis pies, mis labios. Enseñad que soy un Dios vivo y que amo a mis criaturas por siempre, sin desear su mal jamás. Puede ser que así vuestro trabajo produzca frutos abundantes y esa indiferencia se transforme en amor.
Tened paz. Yo os bendigo y estoy junto a vosotros cada vez que os proponéis servirme, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
El cuerpo se mueve y crece según la alimentación recibida. Alimentad este Cuerpo Místico con la verdadera comida, con el Pan de los fuertes, y vivirá y crecerá cada vez más ésta, mi Obra, en la cual tengo puesta toda mi esperanza. Paz.

Lectura: Mateo, Cap. 15, Vers. 32 al 39.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE