CERCANÍA DEL ENEMIGO
8 de julio de 1994
Vosotros que creéis en mí, debéis trabajar consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos; no solo a los pobres que carecen de bienes materiales, sino a los pobres que carecen de la gracia divina; no solo a los afligidos por malestares temporales, sino aquellos a quienes el demonio aflige aprisionándolos con el pecado; no solo a los enfermos de cuerpo, sino aquellos enfermos de espíritu cuyas almas apenas tienen aliento: He ahí vuestra misión, consolar y asistir a los pobres, afligidos y enfermos, mas no solo como el mundo lo interpreta, sino como Yo, vuestro Señor, cada día os lo enseño.
Tened paz, que no os turbe la peligrosa cercanía del enemigo de las almas, pues también estuvo muy cercano a mí y a mis seguidores, pero mis discípulos fieles lo vencerán con seguridad, no por sus fuerzas sino por mi intervención.
Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Si os habéis propuesto una tarea, llevadla a cabo hasta el final, pues de nada vale emprender algo y abandonar a mitad de camino, sobre todo si esa tarea que os habéis propuesto es seguir los pasos de vuestro Señor. Paz.
Lectura: Jeremías, Cap. 33, Ver. 24 al 26.
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