A TODOS LOS HOMBRES DEL MUNDO
30 de julio de 1993
No podréis sacar verdadero provecho de mis palabras si tomáis solo algunas de ellas aisladamente. No comprenderéis el sentido de muchos de los mensajes que os he dado, si los interpretáis en forma individual, desligados del resto. Todas mis enseñanzas, desde las primeras hasta aquellas que aún no os he dado, conforman un todo. Seguídlas, conocédlas, aplicadlas en vuestra vida sin quitar ni agregar y si dudáis en interpretarlas podéis consultar a éste que os dará la respuesta sobre el sentido de lo que esas palabras quieren decir.
Mis mensajes están dirigidos a todos los hombres del mundo, los que se hallan cerca de mi corazón, y muy especialmente aquellos que se hallan más alejados y por consiguiente en mayor peligro.
No olvidéis que mis enseñanzas, no solo deben ser transmitidas de palabra sino en vuestras obras y con vuestro ejemplo en el proceder: el testimonio de vida es, pues, el más fuerte apostolado que tenéis a vuestro alcance.
Tened paz, Yo os bendigo para sanar vuestras heridas, fortalecer vuestras debilidades, y animaros a seguir, pues Yo voy delante vuestro. Recibid mi bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Si encontráis tierra fértil, no dudéis en sembrar, mas no echéis la semilla indiscriminadamente, pues corre el riesgo de perderse. Paz.
Lectura: Daniel, Cap. 14, Vers. 32 al 39.
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