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Edición Nro. 32

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¿CÓMO CONOCÉIS UN BUEN APÓSTOL
DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS?

12 de marzo de 1993

Mi paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Un gran capitán es reconocido como tal cuando ha sabido conducir su nave a través de todos los mares, a través de tempestades y tormentas, a través de peligros y escollos, saliendo siempre triunfante gracias a su pericia y valor. Un gran sabio es reconocido como tal cuando ha prestado un gran servicio a la humanidad a través de sus descubrimientos o fórmulas e inventos para combatir los males que aquejan al hombre y aliviar su vida humana. Un gran artista es reconocido como tal cuando ha sabido dar vida a su obra poniendo todo lo de sí en esa creación y haciendo que ésta impresione a quienes las observan de manera tal que conmueva sus sentimientos.
Yo os pregunto ahora: ¿cómo conocéis un buen apóstol de los últimos tiempos? Cuando de todas partes se alcen voces contradictorias, cuando los peligros le acechen a cada paso, cuando la maldad del mundo le resulte insoportable, cuando deba extremar cada día el cuidado de su familia, de sus seres queridos, cuando pareciese ya no haber salida y lo veáis en oración levantar sus ojos a mí y expresar con sinceridad: «Jesús, en Vos confío». Estaréis, pues, en presencia de un auténtico Apóstol de mi Obra que no se amedrenta ante peligro alguno, que no pierde su tiempo en discusiones vanas, que entrega su vida por salvación de sus hermanos y que vive pensando y actuando aquí en la tierra para atesorar en el Cielo. Así será, pues, entended que un buen apóstol solo será llamado digno de ese título cuando haya pasado las pruebas necesarias que Yo me encargaré de suministrarle para su beneficio. Soportad entonces todo cuanto necesitáis para ascender espiritualmente y alcanzaréis una paz inigualable, la paz que tiene el corazón que confía todo en su Dios.
Yo os bendigo, recibid mi bendición, vosotros y todos aquellos que deseen servirme ingresando en mi Obra en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Las palabras humanas pueden llamar a engaño mas las declaraciones de vuestro Dios están llenas de verdad y de amor por vosotros, que no pasen en vano por vuestros oídos. Paz.

Lectura: San Mateo, Cap. 25, Vers. 14 al 30.





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