Y VUESTRA FUERZA
5 de junio de 1992 | Primer Viernes de mes
No dejéis de buscar refugio junto a mí en la oración pues ésta será para vosotros descanso. En la oración bien realizada encontraréis paz. En vuestra oración, a través de la cual entréis en contacto conmigo, hallaréis la respuesta a los interrogantes que vuestra conversión os plantea. En vuestra oración realizada según mis deseos, hallaréis el auxilio para pasar, una a una, todas las pruebas a las cuales es sometida un alma para su progreso. Es la oración vuestro escudo y vuestra fuerza, tomad pues de vuestro tiempo y ocupádlo en este diálogo conmigo. Recordad que la oración del Santo Rosario es del mayor agrado de mi Madre y mío. Cuando oréis en vuestros cenáculos, hacédlo con responsabilidad, con auténtica entrega y convicción. Creed en mi presencia allí y lograréis cuánto pidáis pues mi misericordia no tiene límite para quienes en ella confían.
Tened paz y sabed recurrir en los momentos de oscuridad al consuelo de la oración.
Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Si queréis saber cuán buena es vuestra forma de orar, ved los frutos de conversión que habéis alcanzado y lo sabréis. La paz a quienes me busquen.
Lectura: Jeremías, Cap. 33, Vers. 14 al 17.
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