CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 30

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





VUESTROS AGONIZANTES
NO SON DEBIDAMENTE ATENDIDOS

14 de febrero de 1992

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Preparad vuestros corazones para recibirme, preparad vuestra alma, no solo vuestros cuerpos en posición de oración ni vuestras palabras repitiendo las súplicas, vuestro interior debe estar también preparado a recibir lo que Yo el Señor de la Misericordia vengo a traeros y lo sabéis, la mejor preparación es un verdadero estado de gracia a través de la confesión y una buena predisposición hacia todos vuestros hermanos. Revisando vuestra caridad en el trato mutuo, solo así estaréis verdaderamente capacitados para entender la magnitud de estas manifestaciones y aprovecharlas al máximo.
Sabed que el enemigo de las almas saca hoy provecho como nunca de una situación que por repetida parece haber quedado en el olvido y en la cual, vosotros, mis seguidores, los cristianos, estáis perdiendo cada vez más terreno: esto es el momento de la agonía y la muerte; no hay un momento más difícil, no hay un trance en el cual no se necesite tanta asistencia como el desgarrón que produce la separación de esta vida. Vuestros agonizantes no son debidamente atendidos y el sacramento de la Unción de los Enfermos ha quedado para ser recibido por aquellos que pueden dirigirse a las parroquias: ¿entonces, pues, que tipo de asistencia producen? Como sé también y vosotros lo sabéis que muchos de mis ministros niegan ese último acto de caridad de asistir a un lecho de muerte donde puede salvarse un alma.
Vosotros debéis ejercitaros en ser puentes de misericordia, captar estas situaciones y buscar la ayuda necesaria al menos con la oración y en especial la Coronilla a la Divina Misericordia, rezadla y hacedla rezar, no sabéis cuánta falta hace, ni os dáis cuenta cuántos en ese último momento pierden la batalla final por no estar preparados y por no tener quién se mantenga a su lado ayudándolos a bien morir.
Recordádlo, recordádlo siempre, os hará falta, cada vez, cada vez más.
Paz. Yo os bendigo, reposad todas vuestras intenciones en mi corazón que no cesa de pensar en vosotros. Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Sed los portadores de la misericordia de Dios hacia aquellos que nada saben de ella. Paz.

Lectura: San Juan, Cap. 14, Vers. 27 al 31.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE