ES EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN
31 de enero de 1992
Sabed que tenéis en vuestras manos una carta de triunfo fundamental sobre el enemigo de las almas. Sabed que tenéis a vuestra disposición una forma de lucha rápida y efectiva que os brindará enormes satisfacciones y os ayudará prontamente a crecer como Yo lo deseo. Este tesoro es el sacramento de la confesión. A través de él y solo por él lográis la libertad de las cadenas que el demonio os hace cargar cuando caéis en las tentaciones. Por eso: ¡haced bien vuestras confesiones!, frecuentemente, analizando vuestros actos cada día, con cuidado y esmero pero sin escrúpulos vanos, esto os llevará a tener una idea cabal de vuestros defectos y caídas y buscar en cada uno de los casos el remedio conveniente. Mas a través del mismo sacramento de la confesión, obtendréis fuerza y más fuerza cada vez para no recaer. Si no lo habéis logrado aún, es que vuestras confesiones son deficientes, esforzáos por hacerlas mejor. Id al confesionario con tranquilidad, confiados a mi misericordia, pero con intención de acusaros, no de excusaros, solo así lograréis la paz que este Sacramento trae. Pues bien, allí está, aprovechádla y recordad que la frecuencia de diez días es lo pedido por mí y que puede ayudaros de manera efectiva en estos tiempos en los cuales las tentaciones os rodean y ahogan.
Tened paz, Yo os bendigo, recibid la fuerza para poner por obra mis pedidos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Acudid al tribunal de la misericordia para no caer bajo el peso de la Justicia. Paz.
Lectura: San Mateo, Cap. 27, Vers. 27 al 31.
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