ESTÁ VUESTRO TESORO
11 de octubre de 1991
No habléis de dolor, si no conocéis el dolor de un alma que se condena; no habléis de tristeza, si no conocéis la tristeza de tantos y tantos hombres que rechazan la salvación; no habléis, pues, de escasez, ¿no os habéis dado cuenta la escasez de auténticos cristianos, verdaderos fieles y seguidores, que sufre hoy la Iglesia y el mundo?; no habléis de preocupaciones, si vuestras preocupaciones no son las que Yo mismo os inspiro a cada instante, pues donde está vuestro corazón está vuestro tesoro, y donde atesoréis, obtendréis; si en la tierra, tierra; si en el Cielo, Cielo.
Y en estos momentos de profunda confusión, un Amor inmenso por la humanidad hace que me acerque a ella día a día, en forma extraordinaria y a través de muchos, muchos instrumentos, los cuales han sido acallados en muchas partes, mas todo eso no quedará así ni será en vano el esfuerzo realizado.
Mi Misericordia envuelve al mundo entero y realiza un llamado de Amor: ¡Convertíos, volved a mí, o pereceréis!
Vosotros sois pues, con vuestras vidas, los estandartes de este llamado.
Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
La paz llegue a los corazones bien predispuestos y habite en ellos.
Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 17, Vers. 16 al 28.
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